GAO, Malí AP Extremistas islámicos vestidos de negro y armados con fusiles automáticos AK-47 penetraron ayer la ciudad más poblada del norte de Malí, para enfrentarse con el Ejército maliense en un sorpresivo ataque, dos semanas después de que fuerzas francesas y malienses expulsaran a los yihadistas.
El ataque en Gao muestra que los insurgentes islámicos, muchos de ellos bien armados y con experiencia de combate, está decididos, lo que pronostica una prolongada campaña por parte de Francia y otras naciones para restaurar el control del Gobierno en este enorme país del Sahara, ubicado en el noroeste de África.
Radicales islámicos combatieron contra el Ejército maliense durante más de dos horas y se les vio en las calles y azoteas de la sede de la Policía y sus alrededores en el centro de Gao. El ruido de los disparos se escuchó en toda la ciudad.
Las familias se escondieron en sus viviendas y una de ellas pasaba vasos de agua a través de una verja metálica cerrada a otras personas que se escondían en su patio.
Montones de cebollas quedaron abandonadas en el mercado cuando las mujeres que atendían los puestos huyeron ante la llegada de los islamistas.
Los combates parecían concentrarse cerca de la estación de policía, donde soldados malienses con lanzacohetes intercambiaban disparos con insurgentes que se cree pertenecen al Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (Muyao).
Según testimonios, los miembros de Muyao se escondieron en edificios abandonados como la antigua comisaría de policía y otros del centro. Los vecinos denunciaron la presencia de gente sospechosa y se desencadenó una búsqueda de terroristas en la ciudad.