Islamistas controlan el norte de Malí

Son una amenaza directa para Europa y África

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Dakar (AFP). El norte de Malí se convirtió este año en santuario de los grupos islamistas armados vinculados a Al Qaida donde impera la ‘charia’ (ley islámica), una amenaza directa para África y Europa, dispuestos a intervenir militarmente con el aval de la ONU.

Este avance de los islamistas de Al Qaeda en el Maghreb Islámico (AQMI) en Malí contrasta con los sucesivos fracasos registrados en Somalia por los islamistas shebab, desalojados en agosto del 2011 de Mogadiscio y que acumulan desde entonces una serie de derrotas.

El desarrollo de esta crisis en Malí se inició a mediados de enero con una ofensiva en el Norte de los rebeldes tuareg del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), aliados con los islamistas: los Tuareg, que se consideran abandonados por el poder central en Bamako desde hace décadas, querían convertirse en dueños de su destino.

Pero un golpe de Estado llevado a cabo el 22 de marzo en contra del presidente Amadou Toumani Touré, para acabar con la ‘impotencia’ ante esta ofensiva, benefició a los grupos islamistas armados, incluido AQMI.

AQMI y sus aliados del Movimiento para la Unicidad y el yihad en África del Oeste (MUJAO) y Ansar Dine (Defensores del Islam) se han convertidos en los dueños absolutos y han impuesto con rigor la charia: lapidaciones, amputaciones, latigazos a parejas no casadas, fumadores, bebedores de alcohol y otros considerados ‘desviantes’, detenciones de mujeres sin velo, destrucción de monumentos religiosos, incluidos mausoleos de santos musulmanes clasificados en el patrimonio de la Humanidad.

El avance de los islamista, favorecido por la llegada masiva en el 2011 de armas pesadas procedentes de Libia y la debilidad del ejército malí, provocó la creciente preocupación de los vecinos de Malí en el África Occidental, de la Unión Africana (UA), de Europa y de Estados Unidos.

La ocupación del Norte, junto a la sequía en el Sahel, provocó un éxodo masivo de unas 400.000 personas hacia el sur de Malí y los países vecinos.

Ante la impotencia de las autoridades de transición puestas en marcha en abril en Bamako y tras la retirada oficial de los golpistas del poder, los países de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) propusieron el envío de una fuerza armada de 3.300 hombres para desalojar a los islamistas del Norte.

Países europeos, incluido Francia, ex potencia colonial, y en menor medida Estados Unidos, prometieron ayudar logísticamente esta fuerza.

Instructores europeos deben llegar a principios de 2013 a Malí para formar a un ejército desmoralizado, pero que debe participar a la reconquista del territorio donde fue derrocado y humillado por grupos armados.

La ONU aprobó el principio de la fuerza, a la vez que defiende en paralelo un diálogo político con algunos grupos armados que no cuestionan la integridad territorial de Malí y que rechazan el terrorismo.

El diálogo se inició entre Bamako, el MNLA y Ansar Dine, bajo mediación de Burkina Faso.