Todo musulmán debe ir al menos una vez a La Meca... si tiene los medios

El hach anual a la ciudad santa tiene lugar en el principio del mes lunar de ‘du l-hiyya’

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La Meca. La peregrinación anual a La Meca, ciudad santa del oeste de Arabia Saudí, es uno de los cinco pilares del islam que todo fiel debe cumplir al menos una vez en su vida si tiene los medios para ello.

El llamado hach tiene lugar una vez al año en el inicio del mes lunar musulmán de du l-hiyya. En cambio, la pequeña peregrinación, o Umrah, puede llevarse a cabo todo el año.

Las otras obligaciones rituales definidas por la ley islámica, los "pilares de la religión", son la profesión de fe, la oración, el ayuno y el azaque (limosna).

Etapas codificadas

El hach comprende varias etapas codificadas:

Ihram (sacralización)

Cuando llega a un perímetro fijado en torno a La Meca, el fiel debe purificarse. Los hombres solo pueden vestir con telas blancas sin coser, mientras que las mujeres llevan ropa que les cubre totalmente el cuerpo, con excepción de las manos y del rostro.

Los peregrinos no pueden usar perfume ni cortarse el pelo o las uñas. Deben abstenerse de toda discusión o relación sexual.

Tawaf

A su llegada a La Meca, el peregrino procede a dar siete vueltas a la Kaaba, un edificio cúbico en torno al cual se construyó la Gran Mezquita y en dirección a la cual los musulmanes rezan cinco veces al día. Si puede, toca y besa la piedra negra incrustada en una de las esquinas de la Kaaba.

Sa’i

A continuación, debe realizar siete veces el recorrido entre Safa y Marwa --dos lugares cercanos a la Gran Mezquita y distantes de 400 metros-- siguiendo los pasos de Agar, segunda esposa del profeta Abraham. Según la tradición musulmana, esta corrió entre los dos lugares para buscar agua para su hijo, el profeta Ismael, hasta que la fuente de Zamzam manó a sus pies.

Tras esto, el fiel se desplaza al valle de Mina, cinco kilómetros más al este, donde debe pernoctar.

Monte Arafat

Al amanecer, los fieles convergen hacia el monte Arafat, también conocido como Montaña de la Misericordia, punto culminante de la peregrinación. La etapa del monte Arafat está dedicada a la oración y las invocaciones.

Fue en el monte Arafat donde, según la tradición islámica, el profeta Mahoma pronunció su sermón de adiós a los musulmanes que le habían acompañado en la peregrinación al final de su vida.

Lapidación de las estelas

Al caer la noche, los peregrinos se dirigen a Muzdalifa para prepararse para el Eid al Adha, la fiesta del sacrificio, que consiste en inmolar un animal en memoria de Abraham. Según la tradición musulmana, este último estuvo a punto de inmolar a su hijo Ismael antes de que el arcángel Gabriel le propusiera in extremis sacrificar un cordero en su lugar.

Los fieles realizan después la lapidación de las tres estelas que representan a Satán en Mina. El primer día deben lanzar siete piedras contra la mayor de ellas y durante los dos días siguientes, 21 contra las tres, grande, mediana y pequeña.

En el 2015, fue durante el ritual de la lapidación cuando se registró una estampida que costó la vida a cerca de 2.300 peregrinos.

La peregrinación termina con nuevas vueltas en torno a la Kaaba.

La visita a la ciudad de Medina, donde se encuentra el mausoleo del profeta Mahoma, es facultativa y puede realizarse antes o después del hach.

Antes del islam

La peregrinación se inspira en una tradición anterior al islam, que se remonta a Abraham, patriarca bíblico venerado por musulmanes, judíos y cristianos. La Kaaba albergaba cientos de ídolos preislámicos, destruidos en 630 por Mahoma durante su retorno triunfal a La Meca.