Dos gestos realizados por el rey Carlos III de Reino Unido generaron debate entre los millones de personas que ven expectantes su primer semana como soberano, tras el fallecimiento de la reina Isabel II, el pasado jueves en su residencia escocesa de Balmoral, a los 96 años.
El primero y más viral de los gestos, en el que se le observa ofuscado, ocurrió mientras firmaba el libro de visitas del castillo de Hillsborough.
En el video, el rey se molesta debido a que firmó con una fecha errónea (la de ayer) el documento.
Seguidamente, Carlos III le entrega a su esposa, Camila del Reino Unido, la pluma con la que firmó el papel, momento en el que se entera de que se manchó su mano derecha tras un derrame de tinta. “¡Oh, Dios! ¡Odio esto!”, es la reacción del soberano, quien se pone de pie e intenta limpiarse con una pañuelo. “¡No soporto esta maldita cosa! Lo que hacen cada maldita vez...”, se le escucha protestar.
No obstante, otra expresión de Carlos III también despertó suspicacias durante su toma de posesión. En la grabación, el rey pide con cierta frustración a sus asistentes que le retiren del escritorio la bandeja de lapiceros para firmar más cómodamente. Al sentarse, intenta escribir y nota que una de las bandejas permanece sobre la mesa, por lo que realiza un tipo de mueca a modo de alegato para que le quiten los utensilios.
Estos videos han atizado los cuestionamientos sobre sus capacidades para gobernar en sucesión de su madre. Su bajo nivel de popularidad no le favorece ante aquellos que cuestionan su condición mental.
Es este último punto, su control del temperamento y su salud mental, el que se tambalea ante la opinión pública, tras viralizarse los videos mencionados. Muchos en redes sociales cuestionan que él mismo pudo mover los lapiceros que le estorbaban.
La obsesión con los detalles, que caracteriza al nuevo rey de Gran Bretaña, quedan al descubierto en el documental “Serving the Royals: Inside the Firm”, en el cual señalan que su crianza entre lujos y ayudantes motivó una serie de rutinas meticulosas.
El exmayordomo de la princesa Diana, Paul Burrell, aseguró en esa producción que la pijama de Carlos III “se plancha todas las mañanas, al igual que los cordones de sus zapatos. El tapón de la bañera tiene que estar en una posición determinada y la temperatura del agua tiene que ser simplemente tibia”.
En su rutina diaria debe cumplirse con una serie de protocolos establecidos. Según testigos, Carlos III no coloca la pasta de dientes sobre el cepillo a la hora de lavarse los dientes, sino que son sus ayudantes los que dejan 2,5 centímetros de pasta dental sobre el cepillo todas las mañanas, sin falta.
En dicho documental, también habla Darren McGrady, antiguo chef del monarca, quien manifestó que la orden era colocar “dos ciruelas y un poco de jugo en un tazón y enviárselo para el desayuno. Le mandaba dos ciruelas y él dejaba una para que volviera a mis manos y yo la regresara al frasco. Una mañana pensé en ponerle solo una. La envié al comedor, me mandó a llamar y me preguntó: ‘¿Tienes dos, por favor?’. Así que tuve que seguir enviándole dos cada mañana y me devolvía una”.