La trágica historia de Tsutomu Yamaguch, el hombre que sobrevivió a dos bombas atómicas

Sobrevivir a los ataques le causó a Tsutomu Yamaaguch un gran trauma, una ceguera temporal y marcas en el cuerpo por las quemaduras de la radiación; pero él decidió seguir adelante con mucho amor a su alrededor

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Tsutomu Yamaguch pudo ver con sus propios ojos la fuerza de las armas nucleares que destruyeron las ciudades Hiroshima y Nagasaki en Japón. Yamaguchi sobrevivió a los dos bombardeos que hicieron temblar al mundo en aquella época.

Tsutomu Yamaguchi nació el 16 de marzo de 1916 en Nagasaki. Allí trabajaba como ingeniero naval en Mitsubishi Heavy Industries a mediados de 1930. Con apenas 29 años de edad, el japonés llevaba una vida cómoda en cuanto al ámbito laboral y personal, comentó él mismo en ABC Australia.

Aquel 6 de agosto de 1945, el día que dicho país recuerda con gran dolor, Yamaguchi viajó a Hiroshima por temas de negocios. Sin embargo, no contó con que en esa ocasión viviría una de las peores tragedias.

Sin aviso, alerta o amenaza previa, Estados Unidos detonó una bomba nuclear a 600 metros de altura sobre la ciudad. Tragedia que dejó más de 100.000 personas fallecidas al instante, según los reportes entregados por los organismos de socorro en aquel entonces.

El ingeniero, aturdido, confundido y herido, logró ver cómo el humo cubría los cuerpos esparcidos por las calles de Hiroshima.

“Vi un gran pilar con forma de seta alzándose hasta el cielo. Era como un tornado, aunque no se movía, pero creció y se extendió horizontalmente en su parte más alta”, narró el sobreviviente para una entrevista en un medio japonés.

El impacto no solo le causó un gran trauma, además lo cegó temporalmente, le rompió los tímpanos y le marcó el cuerpo con fuertes quemaduras por la radiación.

Días después de lograr encontrar un refugio, Yamaguchi logró viajar a Nagasaki para reunirse con su familia. En medio del dolor por sus heridas, estaba la frustración al saber que no pudo hacer nada por salvar a tantas personas que habían a su alrededor.

Los escombros, los gritos desesperados y el llanto impermeable de las víctimas que dejó una guerra que, al principio, parecía ser imparable se apoderaron de los pensamientos de Yamaguchi día y noche, según su relato en diferentes medios locales.

Solo pasaron tres días desde el incidente anterior y Yamaguchi no había podido superar la tragedia de la bomba nuclear en Hiroshima. De repente, sintió que su vista se nubló, el zumbido que estremeció sus oídos volvió a hacer presencia y las voces de las personas cada vez eran más intensas.

Una nube negra, vidrios rotos, escombros encima de personas y un mar de víctimas fatales, ese fue el resultado del segundo ataque al que volvió a sobrevivir Yamaguchi en la bomba de Nagasaki.

Estados Unidos había vuelto a atacar, esta vez con una bomba de plutonio que fue apodada Fat Man de 21 kilotones que nubló la ciudad de tristeza y desespero. Según los cálculos realizados en esos días, se entregó un informe con 120.000 personas fallecidas.

En esta ocasión, Yamaguchi no solo desafió a la muerte sino que salió librado de la segunda tragedia que azotaba al país, no sufrió ninguna herida, ningún rasguño o daño de gravedad. Pero sí fue testigo de la desgracia que se cobró la vida de miles de personas.

Esquivar la muerte, amar la vida

Si bien tardó tiempo para poder sacudirse de cada esquirla que le recordaba que estuvo a punto de morir en dos ocasiones, decidió continuar con su vida y aprovechar las dos oportunidades que el destino le regaló.

“Ahora puedo contarles a los jóvenes mi terrible historia y todo el mundo sabrá lo que viví, incluso después de mi muerte”, comentó Tsumoto Yamaguchi en 2008 a una cadena de televisión japonesa.

Tsumoto Yamaguchi se enamoró, se casó, tuvo dos hijas y siguió con su trabajo. A sus 94 años de edad, el 4 de enero del 2010, Yamaguchi falleció a causa de un cáncer de estómago que, según la prensa japonesa, pudo haber sido causado, en parte, por la radiación en Hiroshima.

Un año antes Japón reconoció oficialmente “su exposición a la radiación nuclear”. comentó Yamaguchi en un reportaje del canal de noticias ABC Australia antes de fallecer. Ello trajo para él únicamente un beneficio económico, el cual cubría una cobertura de salud y un servicio fúnebre gratuito.

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