Dramático esfuerzo en India por rescatar a 34 personas bloqueadas en un túnel

Conforme pasan las horas, disminuyen las posibilidades de liberar a esos trabajadores de dos centrales hidroeléctricas

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Equipos de rescate permanecían en la boca de un túnel en Chamoli, norte de India, en cuyo interior hay 34 trabajadores atrapados. AFP Equipos de rescate permanecían en la boca de un túnel en Chamoli, norte de India, en cuyo interior hay 34 trabajadores atrapados. AFP (SAJJAD HUSSAIN/AFP)

Nueva Deli. La esperanza de supervivencia de las 34 personas bloqueadas desde hace tres días en un túnel disminuía hora a hora este miércoles, tres días después de la devastadora crecida de un río provocada por la rotura de un glaciar en el Himalaya, en el norte de India.

Los socorristas redoblaban sus esfuerzos en una dramática carrera contrarreloj para salvar a los 34 trabajadores de las centrales hidroeléctricas arrasadas por al agua el domingo en el pequeño estado de Uttarakhan, en la frontera de India con el Tíbet.

Más de 170 personas seguían desaparecidas a causa de la catástrofe que dejó hasta ahora 32 muertos.

De los 32 muertos, solo pudieron ser identificados 25 ya que muchas de las víctimas vienen de otras regiones de India y los familiares no están en el lugar para reconocerlos.

El desastre se atribuyó a la rotura de un glaciar debido al calentamiento global, pero otras hipótesis señalan como causas posibles la construcción de represas, el dragado del lecho de los ríos para extraer arena destinada a la construcción o la tala de árboles para construir nuevas carreteras.

La importante operación de rescate continúa día y noche desde el domingo y ahora se centra en el túnel en construcción cerca de una central hidroeléctrica gravemente dañada en Tapovan.

Tarea complicada

Los socorristas continuaron abriéndose camino a través de las toneladas de lodo, rocas y escombros que obstruyen la excavación, con la esperanza de que las víctimas hayan podido refugiarse en eventuales bolsas de aire.

“A medida que pasa el tiempo, naturalmente las posibilidades disminuyen. Pero a veces suceden milagros”, dijo Piyoosh Rautela, jefe las operaciones de rescate en Uttarakhand.

“En el lugar no pueden trabajar varias excavadoras al mismo tiempo. Trabajamos las 24 horas del día, los hombres, las máquinas, todos trabajamos las 24 horas del día. Pero la cantidad de escombros es tal que llevará tiempo sacar todo”, agregó.

Una vista general de los escombros de un muro a lo largo de un río en Tapovan, norte de India, donde decenas de personas sigue atrapadas tras la ruptura de un glaciar, el 7 de febrero del 2021. AFP Una vista general de los escombros de un muro a lo largo de un río en Tapovan, norte de India, donde decenas de personas sigue atrapadas tras la ruptura de un glaciar, el 7 de febrero del 2021. AFP (SAJJAD HUSSAIN/AFP)

Equipos médicos con tubos de oxígeno, camillas y equipo de atención de emergencia estaban estacionados frente al túnel listos para entrar en acción junto a los familiares que esperan angustiados.

En medio de la tristeza y la angustia, algunos familiares criticaban a las autoridades.

“Toda esta operación de rescate es una broma”, afirmó Sanjay Pant, de Uttar Pradesh, cuyo hermano Abhishek, de 24 años, probablemente se encuentra en el túnel.

“¡Utilizan una sola excavadora!”, expresó, quejándose de la lentitud de las operaciones y de los medios implementados para remover los escombros.

"No estamos en el siglo XVIII. ¿Dónde está nuestra tecnología, dónde están nuestras máquinas?", agregó.

Entre los familiares está Shuhil Dhiman, 47 años, cuyo cuñado Praveen Diwan, empresario y padre de tres hijos, entró en el túnel el domingo por la mañana poco antes del desastre.

“No sabemos qué pasó. Nos acercamos al túnel, pero está lleno de toneladas de aguanieve. El comienzo del túnel es una pendiente empinada y creo que el agua y el aguanieve han entrado en profundidad”, declaró.

“Espero, a pesar de todo”, agregó Dhiman.

"Las autoridades estén haciendo todo lo posible, pero la situación desborda su capacidad", comentó.

Ramesh Negi, un comerciante que el domingo disfrutaba del sol matinal todavía sigue conmocionado por la catástrofe.

Se escuchó el estruendo ensordecedor de un enorme muro de agua que arrasó un puente y se llevó a decenas de trabajadores que construían una represa y decenas de pastores que cuidaban sus rebaños a las laderas de la montaña, recordó.

“Por todos lados solo se veía polvo y se escuchaban gritos”, rememoró el hombre de 36 años.