‘30 segundos fuertes’: Dos ticos cuentan lo vivido en terremoto de 7,5 en Taiwán

Alejandro López y Maricruz Esquivel aseguran haberse sentido seguros durante temblor de 7,5 grados, debido a rigurosas normas de construcción en país asiático

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Dos costarricenses que residen en Taiwán describieron la experiencia que vivieron durante el poderoso terremoto de 7,5 grados que sacudió esa nación asiática el pasado miércoles.

Alejandro López y Maricruz Esquivel sostienen que la rigurosidad del Código Sísmico y la preparación que tiene la ciudadanía ante la frecuencia de los temblores, evitaron una mayor tragedia y los hizo sentirse seguros.

Ambos se encuentran por razones de trabajo en Taipéi, capital taiwanesa, a unos 100 kilómetros de Hualien, epicentro del sismo que dejó al menos 10 muertos, más de 1.100 heridos y decenas de edificios dañados.

López es un piloto de aviación que lleva siete años y medio viviendo en Taiwán debido a sus labores profesionales. Cuenta a La Nación que cuando ocurrió el terremoto, él iba caminando por la vía pública con rumbo a un chequeo médico.

“En cierto momento, comencé a escuchar ruidos en una cortina de hierro de algunos locales. Me llamó la atención, pero en ese momento me sentí mareado y me detuve. Pronto comenzaron los ruidos y el movimiento extremo”, recuerda.

López describe la experiencia como interesante: “Se movían todos los cables eléctricos, los edificios y la gente que estaba en las oficinas empezó a salir. La intensidad más fuerte duró unos 30 segundos y el sismo total fue de aproximadamente un minuto”.

El aviador asegura que, a pesar de la sorpresa y la angustia del momento, se sintió seguro.

Por su parte, Maricruz Esquivel estaba a punto de salir hacia su trabajo cuando comenzó a sentir el movimiento.

“Aquí la mayoría de las personas viven en apartamentos, entonces se siente más. Algunas cosas se cayeron y fue bastante fuerte, además hubo muchas réplicas. Cuando terminó, me asomé y la gente iba caminando normal, no había pánico”, explica la joven de 25 años.

Esquivel pudo observar vidrios quebrados, ladrillos y tejas en el suelo, así como algunos edificios con cinta amarilla preventiva.

Destaca que, dos minutos después del sismo, recibió una alerta presidencial en su celular solicitando calma a la población, mientras que la aplicación de medios de transporte actualizaba en forma constante la información del metro.

Ambos costarricenses coinciden en que, gracias al estricto código sísmico del país asiático, la emergencia no fue mayor. Después del último gran terremoto, ocurrido hace 25 años, los requisitos de construcción fueron reforzados.

Esquivel comenta que la torre más alta tiene un péndulo que ayuda a mantener el equilibrio del edificio para evitar que se parta a la mitad en ese tipo de eventos, y destaca la impresionante ingeniería de esa nación.

“Taiwán es un país de primer mundo. Aquí están acostumbrados, como en Costa Rica, a tener temblores muy seguidos, por lo que el Código Sísmico que tienen es de alto nivel. Los requisitos para construir aquí son de los más altos estándares.

“Los edificios que colapsaron probablemente no cumplían con el Código Sísmico cuando fueron construidos”, explica López, quien minutos antes de conversar con La Nación sintió una de las tantas réplicas mayores a 4 grados que ha sufrido la isla.

Para Esquivel, la experiencia también fue interesante debido a la cultura de calma y orden. “Me hizo estar más tranquila saber que, si algo llegaba a pasar, estoy en un país sumamente organizado”, asevera.

Los equipos de rescate continúan trabajando en busca de personas atrapadas en túneles y carreteras tras el terremoto.