Este caso tiene conmocionado e indignado a muchos argentinos. El 18 de enero del 2020, hace exactamente tres años, el joven Fernando Báez Sosa recibió una golpiza propinada por ocho jóvenes que terminó con su vida.
Fernando tenía 18 años y estaba de vacaciones de verano en un lugar llamado Villa Gesell, Buenos Aires, Argentina. Los acusados de asesinarlo son un grupo de ocho jóvenes entre 21 y 23 años, quienes permanecen detenidos desde el 2020 y hoy están siendo juzgados en los tribunales de Argentina.
Lo atacaron por la espalda a la salida de una discoteca. Era de madrugada. Lo atacaron “con odio, brutalidad e intención de matarlo”, dijeron los testigos. Le dieron múltiples patadas en la cabeza y torso. Lo dejaron tendido en el suelo.
¿Por qué esos jóvenes se ensañaron con Fernando? ¿Quién o quiénes le dieron los golpes mortales? ¿Cuál es la estrategia de la defensa?
A tres años del hecho, a continuación algunas respuestas a las preguntas sobre este crimen para el cual muchos colectivos piden cadena perpetua, como una forma de cobrar justifica por el asesinato de Fernando.
1. ¿Cómo mataron a Fernando Báez Sosa?
En el informe de la autopsia realizada se indicó que Fernando “falleció en forma traumática, producto de un paro cardíaco traumático por shock neurogénico producido por múltiples traumatismos de cráneo que generaron hemorragia masiva intracraneana sin fractura ósea”.
2. ¿Se puede establecer cuál de los acusados aplicó el golpe que mató a Fernando?
El médico forense indicó que no es posible determinar cuál fue la patada que provocó la muerte de Fernando. No obstante, afirmó que cualquiera de los golpes que le pegaron en la cabeza pudo haber causado el fallecimiento de Fernando porque fueron aplicados en zonas vitales.
3. ¿Quiénes fueron los autores de los golpes?
Máximo Thomsen, Luciano y Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli fueron identificados por algunos de los testigos que declararon en el juicio oral como agresores directos de Fernando Báez Sosa. Mientras que otros dos acusados, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz, fueron ubicados entre quienes arengaban o golpeaban a amigos suyos que intentaban defenderlo.
Nadie había señalado a Blas Cinalli como integrante del grupo agresor, sin embargo, el peritaje de ADN determinó que había restos de piel debajo de la uña del dedo meñique izquierdo de Fernando, cuyo perfil genético corresponde al de este acusado. Dicho estudio lo coloca en la escena del ataque.
Sobre Lucas Pertossi, se confirmó que, con su celular, grabó el comienzo del ataque contra Fernando. Según el abogado Fernando Burlando, “Lucas Pertossi dejó de grabar para sumarse al grupo que le pegó a Fernando”.
4. ¿Por qué se ensañaron con Fernando?
Fernando Báez Sosa y sus amigos estaban en el VIP de la discoteca Le Brique. Minutos después de las 3:30 a. m. uno de los jóvenes que acompañaba a Fernando le pidió que lo acompañara para hacer “pogo” en el momento que comenzaba a tocar el disc jockey. Se trata de un tipo de baile que se caracteriza por saltos y empujones entre quienes lo practican. Al llegar a un costado de la pista, según la declaración de Juan Pedro Guarino, se cruzaron con Luciano Pertossi y, supuestamente, en medio del tumulto le derramaron bebida en la ropa.
Ahí comenzaron los incidentes que derivaron en la intervención de los custodios de la discoteca, que sacaron por la fuerza a los acusados. La grabación que hizo un testigo con su celular registró el momento en que Máximo Thomsen pasa el dedo de un lado al otro del cuello en señal de amenaza de muerte contra Fernando. Uno de los custodios del local nocturno señaló a Thomsen como el responsable de iniciar la pelea y el más exaltado.
5. ¿Cómo fue el ataque?
Ante la imposibilidad de comunicarse con sus amigos, que quedaron dentro del boliche, Fernando Báez Sosa se fue a comprar un helado a un kiosco cercano. En ese momento no sabía que el grupo con el que se había enfrentado lo buscaba para vengarse. A las 4:44 a. m. fue alcanzado por Ciro Pertossi y Enzo Comelli, quienes le pegaron en la nuca, según quedó registrado en el video de siete segundos que Lucas Pertossi grabó con su celular.
El ataque contra Fernando duró casi 60 segundos. Al menos seis testigos dijeron que Thomsen le pegaba “patadas en la cabeza, en el pecho y en la mandíbula”. Otro testigo, acusó a Luciano Pertossi como un segundo atacante de la víctima y dijo que lo vio darle “piñas en la cara”.
El quinto acusado señalado como agresor directo fue Matías Benicelli. Fue identificado por el jefe de seguridad de Le Brique en la madrugada del crimen, como “uno con rodete” que “le pegó una patada en la cabeza y ahí Fernando no se levantó nunca más”. A las 4:45 a. m., los agresores dejaron de pegarle a Fernando y lo dejaron sin vida en la vereda.
6. ¿Hubo un plan criminal para matar a Fernando?
Al fijar los lineamientos de la acusación, los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García y los abogados que representan a los padres de Fernando, Fabián Améndola y Fernando Burlando, sostuvieron que hubo un plan criminal para matar a Fernando.
La existencia de dicho plan estaría fundada en la seña que Thomsen hizo cuando lo sacan del boliche y se pasa el dedo por el cuello. El otro elemento que abonó la presunción sobre el plan criminal fue el tiempo que pasó entre el incidente en el boliche y la agresión.
Durante esos 45 minutos, los acusados esperaron que se vayan los efectivos de la División Guardia de Infantería que custodiaban la zona de boliches en la avenida 3 para atacar a Fernando.
La existencia del plan criminal habría quedado probada en uno de los mensajes enviados por Blas Cinalli, a las 5:15 a. m.: “Amigo, flasheamos, matamos a uno. Nos cagamos a piñas en el boliche. Nos sacaron a todos. Esperamos a que se vaya la Policía y ahí los recagamos a piñas”.
7. ¿Cuáles son los agravantes? ¿Fue un crimen por odio?
La figura penal por la que fueron juzgados los ocho imputados es: homicidio doblemente agravado por alevosía y el concurso de dos o más personas. Los agravantes marcan la diferencia entre el homicidio simple, con una expectativa de pena de entre 8 y 25 años de prisión y la condena a prisión perpetua que marca la ley como castigo cuando se trató de un homicidio agravado.
La alevosía estaría probada por el hecho de que Fernando fue agredido sin posibilidad de defenderse, mientras estaba en el piso, en estado de indefensión. Ese estado de indefensión se acrecentó porque fue atacado por varias personas, en este caso ocho agresores que, además impidieron que recibiera ayuda porque les pegaron a los amigos que intentaron socorrer a la víctima.
La existencia del plan criminal probaría el dolo y la intención de provocar un daño que, en este caso, fue la muerte. El crimen por odio racial fue descartado por la fiscalía a pesar que varios testigos sostuvieron que los acusados tuvieron expresiones racistas al comenzar el ataque como: “Quedate tranquilo que a este negro de mierda me lo llevo de trofeo”.
8. ¿Cuál fue la estrategia de la defensa?
En primera audiencia, la defensa de los ocho acusados atacó cuestiones técnicas, como presuntos vicios procesales que habrían ocurrido en el momento de la primera indagatoria. El letrado sostuvo que al ser nulas las indagatorias porque nunca les describieron de qué acusaban a sus defendidos, todo el proceso posterior también resultaba nulo.
La defensa también había pedido la nulidad de la requisitoria de elevación a juicio. El Tribunal Oral N° 1 de Dolores rechazó ambas solicitudes al considerar que estaban precluidas y porque ya se habían revisado durante la etapa de instrucción por el juez de Garantías, la Cámara de Apelaciones y la Cámara de Casación.
En la tercera audiencia la defensa instaló la posibilidad de que la muerte de Fernando no fue provocada por los golpes que le propinaron los acusados sino por la mala aplicación de las maniobras de RCP que le hicieron una transeúnte y un policía. Esta posibilidad quedó descartada por el médico que hizo la autopsia. En las últimas audiencias, la defensa apuntó a tratar de probar que hubo una pelea entre Fernando y los acusados y que se trató de un homicidio en riña, calificación penal que tiene una expectativa de pena de 2 a 6 años de prisión.
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