Brasilia. AFP. La huelga de empleados públicos en Brasil que luego de varias semanas afecta el comercio y la actividad en puertos y aeropuertos, elevará la próxima semana la presión sobre el Gobierno, en plena desaceleración económica por causa de la crisis.
“La huelga será intensificada. Los trabajadores se movilizarán y acamparán en la explanada de los ministerios para buscar una definición a este problema”, dijo ayer Ricardo de Holanda, portavoz del Sindicato Nacional de las Agencias Nacionales de Regulación.
Los funcionarios de más de 20 ministerios y organismos federales, incluida la Policía Federal, paralizaron sus actividades de forma gradual en los últimas semanas para exigir una homologación y ajuste salarial que varía entre un 25% y 50% dependiendo el sector.
No obstante, el gobierno de Dilma Rousseff ofreció incrementos por debajo de la expectativa de los sindicatos alegando el impacto de la crisis económica.
A su vez, con el fin de controlar la situación, Rousseff acudió a la justicia para exigir el regreso de los empleados a sus puestos de trabajo o a reemplazar a algunos de ellos con funcionarios municipales.