Hambre lleva a ponerse en manos de ‘coyoteros’

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Ger, Ecuador. AFP Cuando el hambre acosa, campesinos e indígenas ecuatorianos dejan el frío de la montaña y confían sus vidas a “coyoteros” para emigrar, como Luis Freddy Lala, único sobreviviente de la matanza de 72 emigrantes latinoamericanos.

“Somos pobres. Freddy se fue a Los Ángeles diciéndome que va a reunir platita para regresar a construir una casa y hasta casarnos, porque no había plata para eso”, relató Angelita Lala, de 17 años y compañera del joven desde hace tres.

La pareja de indígenas, cuyo primogénito murió a los seis meses, vivía con algo de dinero que los padres de Freddy enviaban desde Estados Unidos, adonde también emigraron en busca del sueño americano.

Freddy Lala, con 18 años recién cumplidos, se dedicaba en Ecuador a la agricultura cosechando fruta y, cuando tenía suerte, a la albañilería.

La escasez lo puso en manos de los traficantes de personas que prometen el cielo, y lo llevó a dejar a Angelita, embarazada de cuatro meses, en la pequeña casa de paredes y piso de barro y techo de latón, en lo alto de una montaña andina.

Ahora Juanita y los hermanos de Freddy están bajo protección de las autoridades que investigan en Ecuador supuestas amenazas.

En agosto del 2005, 103 ecuatorianos intentaron llegar a EE. UU. apilados en las bodegas de un vetusto barco pesquero que naufragó. Solo sobrevivieron nueve.