Guerrilla débil y cambio político facilitan plan de paz colombiano

Combatientes de las FARC suman hoy apenas la mitad que en los años 90

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Bogotá. AFP. Cambios políticos recientes en América Latina, sumados a la disminuida fuerza militar de la guerrilla de las FARC, favorecen la próxima negociación de paz con el Gobierno de Colombia.

Ha transcurrido una década desde el último intento de acordar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), que fracasó por el repunte de hostilidades en ausencia de un cese del fuego y por el cansancio de la sociedad ante un proceso que se prolongó por más de tres años.

El conservador Andrés Pastrana dialogó con las FARC casi todo su gobierno (1998-2002) en el Caguán, zona de 42.000 km cuadrados del sur de Colombia que desmilitarizó con ese fin y cuyo control entregó a los rebeldes, mientras que en el resto del país el conflicto seguía aumentando.

Ahora, sin embargo, la reducción a casi la mitad de los militantes de las FARC, de 20.000 en los años 1990 a casi 9.000 hoy, facilitará la negociación “porque con menos hombres hay más unidad de mando, lo que disminuye el riesgo de opositores a la negociación”, explicó Mauricio Jaramillo, politólogo de la universidad privada El Rosario, de Bogotá.

También Ariel Ávila, analista de la Corporación Nuevo Arcoíris, que estudia el conflicto armado de Colombia , destacó que “en esta oportunidad cambiaron las condiciones. Las FARC llegan perdiendo y el Ejército potenciado”.

Además, Ávila señaló que “las FARC tienen que haberse dado cuenta de la llegada al poder de gobiernos de izquierda en Venezuela, Argentina, Brasil y Uruguay”.

Incluso Colombia tiene ejemplos de las posibilidades de la reinserción en la vida política con Gustavo Petro, actual alcalde de Bogotá, surgido de las filas de la guerilla urbana Movimiento 19 de Abril que se desmovilizó en 1990.

Expectativa. La esperanza por alcanzar un acuerdo de paz en esta nueva oportunidad de diálogo también ha sido expresada por el papa Benedicto XVI, quien ayer dio su apoyo a las negociaciones.

“Espero que cuantos tomen parte en esa iniciativa se dejen guiar por la voluntad de perdón y reconciliación, en la sincera búsqueda del bien común”, destacó el sumo pontífice en su mensaje.

El expresidente conservador Belisario Betancur, que propició el primer intento de diálogo con las FARC en la década de 1980, destacó que “las motivaciones que las FARC tenían, hoy por hoy, no existen y se han deslegitimado; sus puntos de reclamación de entonces han sido cumplidos”.

Sin embargo, la decisión de conversar sin introducir un alto el fuego previo suscita inquietudes.

Las FARC ya anunciaron que al iniciar las negociaciones en Oslo el 8 de octubre lo primero que plantearán será un cese del fuego, posición descartada de antemano por el presidente Juan Manuel Santos, quien prometió mantener las operaciones militares “sobre cada centímetro del territorio” para evitar “los errores del pasado”.

El presidente también sostuvo que el diálogo no será ilimitado en el tiempo. “Se contará en meses, no en años”, ha dicho Santos.

Para Ávila, ese será un factor positivo porque evitará un cansancio de la sociedad civil y disminuirá el riesgo de que se politice el proceso, dado que el próximo año será la antesala de las presidenciales de 2014, en las que Santos puede optar a la reelección.

Santos confesó en la edición de ayer de la revista Semana que teme perder la oportunidad de ponerle fin al conflicto, en un momento idóneo para el proceso.