‘Generación de Juan Pablo II’, emocionada

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Ciudad del Vaticano. AFP. Cientos de jóvenes provenientes de todo el mundo, la generación que creció durante el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), invadieron ayer la plaza de San Pedro para festejar al “héroe” que marcó sus vidas, beatificado por su sucesor, el papa Benedicto XVI.

“Era una luz que iluminaba al mundo”, sostiene con timidez Ada, una nigeriana que quiso viajar a Roma para asistir a la imponente ceremonia, con cientos de delegaciones oficiales y periodistas acreditados.

Fatigados tras pasar la noche en vela para poder lograr un buen puesto, muchos jóvenes y religiosos no perdieron el buen humor ni la alegría para rendir homenaje al que consideran “un ejemplo” para la iglesia moderna.

“Era un gran santo, se merece acompañarlo. Siento mucha alegría de estar aquí, lo conocí cuando fue a Barcelona”, expresa el español Dani, de 20 años, quien viajó 14 horas en bus desde esa ciudad para asistir a la ceremonia junto con otros muchachos.

Latinos. Grupos de latinoamericanos, muchos de ellos religiosos que estudian en Roma, figuran entre los más entusiastas por la beatificación del Papa que visitó todos los países de la región.

“Es emocionante estar aquí. Es como reencontrarlo. Cuando fue a Colombia, en 1986, yo era joven. No me imaginaba poder asistir a su beatificación”, manifiesta, emocionada, la monja colombiana Patricia Fajardo, del Instituto Hijas de la Iglesia.

Cuando Benedicto XVI clamó en latín la fórmula oficial que lo catapulta entre los beatos de la Iglesia, muchos lloraron de emoción, se arrodillaron, aplaudieron, se daban la bendición.

“Juan Pablo II fue una figura importante, que nos llenó de fe y esperanza”, comentó la ministra de Relaciones Exteriores colombiana, María Angela Holguín, quien recordó la visita hace 25 años a Colombia, donde clamó por la reconciliación entre sus habitantes.

“Tuve la impresión de que todos estábamos unidos”, indica, por su parte, Geneviève, de República Democrática del Congo. “Es el primer Papa que se ha interesado en África. Para mí, esta es una ocasión para volver a encontrarlo”.

Muchos de los presentes encontraron su propia fe, se casaron o descubrieron la vocación gracias al carisma de Wojtyla, su estilo moderno o su pasión por los jóvenes.

Varios de ellos han participado en las Jornadas Mundiales de la Juventud de París, Denver, Manila y sobre todo de Roma, durante el Jubileo del año 2000, cuando cantó hasta la medianoche.

Nadie lo critica, todos elogian la figura del Papa beato, que llega a la gloria de los altares en un plazo récord, inclusive más rápido que Teresa de Calcuta, considerada en vida una santa por su sacrificio por los enfermos.

Los más entusiastas y variopintos son los polacos, unos 80.000, con sus banderas y uniformes. Algunos parecen la copia de Wojtyla cuando fue elegido pontífice en 1978, jóvenes, altos, deportivos, con largas sotanas negras.

“Ahora tiene que llegar a ser santo”, clama Stanislaw, un polaco de 62 años, quien lo siguió en varios de sus viajes.

Mientras la muchedumbre comienza a abandonar la plaza y se dispone a entrar en la basílica para desfilar ante el féretro, un grupo de brasileños baila a ritmo suramericano su particular homenaje al "gigante" que cambió la percepción del catolicismo.