Fuertes manifestaciones en Egipto durante aniversario de revuelta

Miles de egipcios protestaban contra el presidente islamista, Mohamed Mursi

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El Cairo. (AFP). La policía egipcia lanzó gases lacrimógenos a manifestantes en Alejandría, indicaron testigos hoy, día en que se celebra el segundo aniversario del inicio del movimiento popular que obligó a dimitir al entonces presidente Hosni Mubárak a principios de 2011, tras tres décadas en ese cargo.

En Alejandría, segunda ciudad de Egipto, hubo enfrentamientos en dos barrios de la ciudad, entre policías y manifestantes, que quemaron neumáticos

“Hay humo negro y cantidad de gas. Hay gente en el suelo porque no puede respirar”, dijo una manifestante, quien afirmó llamarse Rasha y residir en Alejandría.

En Suez, a la entrada del canal del mismo nombre, manifestantes lanzaron piedras contra la sede del gobierno local. La policía también respondió lanzando gases lacrimógenos.

Mientras tanto, en El Cairo, manifestantes contrarios al poder se reunieron en los alrededores del edificio de la televisión del Estado, antes de acudir a la plaza Tahrir, en el centro de la ciudad, según testigos.

Un dispositivo de policías antidisturbios y militares protegía los accesos al edificio y el tráfico de una gran avenida cercana al inmueble estaba cortado temporalmente.

En la plaza Tahrir, miles de manifestantes protestaban contra el presidente islamista de Egipto , Mohamed Mursi, y para reclamar una “nueva revolución”.

Enfrentamientos esporádicos entre las fuerzas del orden y grupos de jóvenes tuvieron lugar en las calles adyacentes a la célebre plaza, epicentro de los acontecimientos que en enero y febrero de 2011 provocaron la dimisión de Mubarak.

Egipto se preparaba este viernes para vivir un día de manifestaciones. “Será un día grande (...) porque los egipcios están hartos”, aseguró Mohamed Abdalá, un manifestante.

Desde este viernes por la mañana, miles de personas comenzaron a llegar hacia la emblemática plaza de Tahrir y sus alrededores, en el centro de El Cairo, donde algunas personas ya pasaron la noche.

“Abajo el poder del guía” de los Hermanos Musulmanes, formación de la que salió Mursi, gritaban.

La oposición, integrada por movimientos en su mayoría de izquierda y liberales y que todavía muestra una precaria unión, llamó a marchar por todo el país contra el presidente Mursi y los Hermanos Musulmanes, utilizando las mismas consignas que hace dos años: “Pan, libertad, justicia social”.

“Salgamos hacia las plazas para finalizar los objetivos de la revolución”, escribió en Twitter Mohamed El Baradei, una de las principales figuras de la oposición laica.

“Que Dios proteja al país", rezaba este viernes la portada del diario independiente Al-Shuruq, mientras que el diario gubernamental Al-Gomhuriya llamaba a la calma y pedía al pueblo que "estuviera del lado de la nación".

Ayer por la noche, Mohamed Mursi pidió a sus compatriotas la celebración “de manera pacífica y civilizada” del segundo aniversario de la revuelta.

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidió a los egipcios que respeten los “principios universales de diálogo pacífico y de no violencia”.

Los Hermanos Musulmanes no hicieron un llamamiento oficial a manifestarse este viernes. Para celebrar el segundo aniversario de la revolución, lanzaron una iniciativa titulada “Juntos construimos Egipto”, que integra una serie de acciones sociales y caritativas.

Sin embargo, la atmósfera estaba enrarecida por el anuncio del veredicto del juicio a los presuntos responsables de la muerte de 74 personas a la salida de un partido de fútbol en Port-Said (nordeste) en febrero de 2012, que debe conocerse mañana

Los “ultras” del equipo cairota de al-Ahly, que aseguran que la mayoría de las víctimas procedían de sus filas, amenazan con llevar a cabo manifestaciones violentas y una “nueva revolución” si no obtienen justicia.

Dos años después de la revolución, el país todavía intenta encontrar su equilibrio entre un poder que se basa en la legitimidad de las urnas y sus adversarios que denuncian la emergencia de un sistema autoritario dominado por los Hermanos Musulmanes.

Egipto debe hacer frente también a una grave crisis económica, con un hundimiento de las inversiones extranjeras, la caída del turismo y un déficit presupuestario en aumento.

Por su parte, Hosni Mubarak, de 84 años, enfermo y condenado a cadena perpetua, espera un nuevo juicio que causa indiferencia en una gran parte de la población, para quien ya pertenece al pasado.