Fallece Jean Rochefort: un apasionado caballero del cine francés

Un apasionado caballero del cine

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París. AFP Jean Rochefort, una de las figuras más populares del cine francés fallecido en la madrugada del lunes en París a los 87 años, fue un actor ecléctico y apasionado, considerado la encarnación del gentleman a la francesa.

El protagonista inolvidable de El marido de la peluquera era reconocible por su bigote poblado, sus aires de seductor con sentido del humor y sobre todo por su timbre de voz único, grave y penetrante.

“Formo parte del patrimonio (francés). Está el jamón de Bayona, (los actores Philippe) Noiret y (Jean-Pierre) Marielle, y yo”, bromeaba el intérprete, que trabajó en cerca de 150 filmes y bajo las órdenes de directores como Bertrand Tavernier, Patrice Leconte y el español Fernando Trueba.

El actor, cuyo estado de salud se había agravado en el último año, fue galardonado a lo largo de su carrera con dos premios César– los Óscar del cine francés–- por su papel en Que empiece la fiesta, de Tavernier, y El cangrejo tambor , de Pierre Schoendoerffer, además de recibir un César honorífico.

Versátil. Pese a su reputación de actor cómico, Rochefort era difícil de clasificar, con una apariencia a la vez convencional y de “chiflado” –como aseguraba Leconte–, y una participación tanto en películas para el gran público como en el cine de autor.

Se metió en la piel de todo tipo de roles y destacó además en filmes como Las tribulaciones de un chino en China de Philippe de Broca, Un elefante se equivoca enormemente de Yves Robert y Tandem de Leconte.

Rochefort, nacido en París en el seno de una familia burguesa, había ingresado en el Conservatorio en los años 1950, con Jean-Paul Belmondo, Jean-Pierre Marielle, Bruno Cremer y Claude Rich como compañeros de promoción.

En 2000, el cineasta británico Terry Gilliam le ofreció el rol de Don Quijote, hecho perfectamente a su medida, pero una hernia discal le obligó a someterse a una operación. El rodaje -que sufrió además otros problemas- se suspendió y la película nunca vio la luz.

“Un sueño roto... Un golpe muy duro. Me había implicado enormemente en este cometido y un pequeño nervio de varios milímetros no estuvo de acuerdo”, dijo Rochefort hace varios años. Gilliam retomó finalmente su proyecto, sin el actor francés. Tras 17 años, el rodaje en España y Portugal finalizó en junio pasado.

“Soy un Don Quijote de la realidad, no estoy hecho para un Don Quijote de ficción”, manifestó en una ocasión. Y agregó: “He cometido actos cervantescos' en mi existencia. Muchos. Pero no había cámara” para filmarlos, dijo este gran apasionado de la equitación y militante antitaurino.

Sobre la muerte, Rochefort declaró en 2015 en televisión que “la sentía venir”. “Hay momentos en que estoy contento de que llegue. El cuerpo me lo pide, la cabeza a veces también. Pero uno tampoco quiere entristecer a los demás”, añadió.

Padre de cinco hijos de tres mujeres diferentes, Rochefort lamentaba haber sido un “mal padre” volcado en su carrera.