Explosión sacude a Pemex en plena definición de su futuro

Serie de siniestros alimentan el debate sobre entrada de capital privado

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Ciudad de México. AFP y EFE. La explosión, el jueves, en la sede central de Pemex, que dejó al menos 33 muertos y 121 heridos, influirá en el debate propuesto por el Gobierno sobre la modernización de la petrolera estatal mexicana, el cual pide examinar modelos de participación privada, al estilo de Brasil, Noruega o Colombia.

Una serie de recientes incidentes en instalaciones y ductos de Pemex –como el incendio en setiembre en una planta de gas en Tamaulipas, que dejó 30 muertos– habrían abierto paso a la discusión sobre la necesidad de modernizar la compañía, de la que dependen en casi un 40% los ingresos del fisco mexicano.

Hasta ahora, Peña Nieto no ha especificado los detalles de su propuesta de reforma energética; aunque ha adelantado que no implicará una privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex), sí podría incluir participación privada, como los implementados en Brasil con Petrobrás, en Colombia con Ecopetrol o en Noruega.

Una modernización de Pemex requerirá la aprobación de la reforma energética en el Congreso, donde un amplio sector de la izquierda anunció su oposición, en un debate que, con toda posibilidad, se desarrollará en un ambiente pugnaz.

Según el economista y profesor del Colegio de México Fausto Araiza, a la hora de la explosión, Pemex vivía un “momento definitorio” que debía llevarla a transformarse en una gran multinacional, “capaz de iniciar su reposicionamiento en el complejo contexto mundial”.

¿Las causas? El director general de la compañía, Emilio Lozoya, hombre del estrecho círculo de confianza de Peña Nieto, sostuvo que la detonación tiene las características de un “accidente”, lo que descarta en principio la posibilidad de un atentado. “Parece (que) lo que uno puede observar, es que esto es parte de lo que los expertos refieren como un accidente; sin embargo, no se va a descartar ninguna línea de investigación”, declaró.

En la zona del estallido, la torre B de un conjunto de oficinas enclavado en una transitada avenida de la capital, la Cruz Roja anunció al mediodía que concluía sus trabajos de búsqueda de eventuales sobrevivientes o cuerpos sin vida.

Peña Nieto, tras realizar ayer una visita a un hospital de Pemex en donde se encuentran algunos de los heridos, adelantó que la Gobernación y la Fiscalía General brindarán un informe de las pesquisas.

La detonación causó daños a cuatro niveles de la torre B, que alberga a unos 1.700 trabajadores del área de recursos humanos. En todo el complejo transitan unas 10.000 personas diariamente, según Pemex, que suspendió las labores hasta nuevo aviso.

Las autoridades sanitarias revelaron que hay siete heridos muy graves y otros cinco graves entre los 121 lesionados.

La secretaria mexicana de Salud, Mercedes Juan López, informó de que aún hay 46 hospitalizados y agregó que el resto fue dado de alta por lesiones menores.

Señaló que, curiosamente, “quemaduras no hay” entre los heridos. Agregó que la mayoría de los lesionados presentan sobre todo traumatismos craneoencefálicos, de tórax y fracturas de piernas y brazos, a causa de las caída de losas y vigas sobre ellos al desplomarse cuatro pisos del edificio.