Esposa de Bin Laden: "Me martirizarán contigo"

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Yemen (AP). Osama bin-Laden una vez dijo a sus esposas que podían irse de Afganistán, pero la más joven, una yemení, optó por quedarse para ser martirizada a su lado.

El juramento en el comienzo de su matrimonio con el líder terrorista, relatado por su familia, refleja la resolución de Amal Ahmed Abdel-Fatah al-Sada, ahora de 29 años, de elevarse por encima de la situación social de su madre divorciada.

Lo pronunció antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001 y los 10 años de cacería que finalizaron el 2 de mayo cuando los comandos estadounidenses irrumpieron en la vivienda del líder de al-Qaeda en Pakistán y lo mataron.

Amal al-Sada fue herida en la pierna cuando se precipitó hacia los comandos, dijeron las autoridades estadounidenses. Ahora está presa en Pakistán junto con su hija y otras dos esposas de bin Laden, según fuentes paquistaníes, las que añadieron que serán repatriadas.

La familia de Amal al-Sada dijo que la vieron una sola vez después de su casamiento con binLaden a fines de 1999, y eso fue durante una visita a Afganistán al año siguiente. Las comunicaciones se reducÍían a mensajes entregados por los correos.

Las entrevistas con la AP tuvieron lugar en el apartamento de la familia en un edificio de dos pisos en Ibb, una población rural entre las montañas unos 160 kilómetros al norte de Saná, la capital yemení. La planta baja está ocupada por tiendas.

Según la familia, Amal al-Sada era una joven resuelta y valiente, devota en lo religioso sin ser fundamentalista. Abandonó la escuela secundaria, pero quería adquirir conocimientos y conocer algo distinto de lo que parecía ofrecer su vida modesta.

Amal al-Sada siempre decía que quería pasar a la historia, recordó su primo, Waleed Hashem Abdel-Fatah al-Sada.

La puerta a la fama se abrió en 1999, cuando el esposo de su hermana mayor trajo una propuesta a la casa de su tío. Un saudí llamado Osama bin Laden buscaba novia.

Con el doctor Mohammed Ghalib al-Baany –el esposo de su hermana Farah– estaba un hombre llamado Rashad Mohammed Saeed, alias Abu al-Fedaa. Los dos eran amigos de bin-Laden, según la familia.

Su tío, Hashem al-Sada, recordó haberle dicho a Amal al-Sada que bin-Laden era de una familia devota y respetable en Arabia Saudí, pero no lo conocía personalmente. Dijo a la AP que desconocía que los americanos lo buscaban en relación con los ataques a embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998.

Tú decides, le dijo el tío. Es tu futuro.

Añadió que su sobrina respondió sin vacilar:   Este es el destino que me da Dios, y lo acepto.