España vivió ayer jornada de protesta

Piquetes y marchas fueron muy intensas en Madrid, Barcelona y Sevilla

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Salamanca, España. “Zapatero da el dinero al banquero y no al hijo del obrero”, “Los empresarios no son necesarios” y “Obrero despierta, España está en la puerta”, fueron algunas de las consignas gritadas por los miles de españoles que ayer se lanzaron a las calles en protesta contra las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno.

La reforma laboral y la reforma a las pensiones son los temas más sensibles para los sindicatos del país ibérico, quienes convocaron a manifestarse por medio de una huelga general, la sétima en la historia de su democracia.

Su llamado tuvo eco principalmente en las grandes ciudades como Barcelona, Madrid y Sevilla, allí se congregaron grandes grupos para pedir mayor apoyo a la clase obrera.

Estimaciones de la prensa local indican que en la capital se reunieron unos 90.000 trabajadores, quienes desfilaron y en algunos casos arremetieron contra los locales que abrieron sus puertas.

Hechos violentos a lo largo de la jornada dejaron como saldo 38 personas detenidas en Madrid, 10 en Andalucía, 23 en Cataluña, dos en Valencia y dos en Alicante.

Mientras que en ciudades más pequeñas, como Salamanca, situada a dos horas y media de Madrid, la actividad pasó sin mucho ruido. Aunque algunos profesores de la universidad de esa provincia no dieron lecciones.

Las organizaciones convocantes: Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) calificaron de rotundo éxito la huelga.

Representantes de estas organizaciones indicaron que un 70% de los trabajadores no acudieron a sus puestos de trabajo.

“El resultado de la huelga obliga al Gobierno a rectificar”, destacó el líder de la CCOO, Ignacio Fernández Toxo, refiriéndose a las medidas de austeridad.

Los sindicatos describieron un apoyo masivo en sectores como los metales o la industria, con plantas de montaje de vehículos, como la de General Motors en Zaragoza, prácticamente paralizadas.

Los servicios de transporte trabajaron al mínimo; por ejemplo, la red de ferrocarriles de alta velocidad canceló un 80% de sus viajes.

En contraste, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ofreció datos bastante alejados del triunfalismo de los sindicatos, por ejemplo, aseguró que el seguimiento del paro por parte de los funcionarios públicos fue de apenas el 7,5%.