Encuentro con la prensa: Papa Francisco quiere ‘una Iglesia pobre y para los pobres’

Pontífice recibió ayer, uno a uno, a un centenar de periodistas

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Ciudad del Vaticano AFP El papa Francisco afirmó ayer que quiere “una iglesia pobre, y para los pobres”, en un encuentro con miles de periodistas en el Vaticano, donde volvió a seducir con su sencillez y su sentido del humor.

“¡Cómo quisiera una iglesia pobre, y para los pobres!”, confesó casi espontáneamente el pontífice argentino.

Una atronadora ovación recibió esta frase de Francisco, el austero jesuita que en solo cuatro días ha suscitado esperanzas de cambio en una institución desacreditada, pues aboga por una iglesia más sencilla, más colegiada y cercana a los desfavorecidos.

A los periodistas, acompañados de familiares y muchos niños, explicó que la Iglesia, sacudida por escándalos, problemas en la curia y la dimisión de Benedicto XVI, no tiene “una naturaleza política, sino espiritual”.

Dirigiéndose a su auditorio, les agradeció por su labor en las semanas transcurridas desde el inesperado anuncio de la renuncia de Benedicto XVI. “¿Han trabajado mucho, eh?”, bromeó.

Respetuosa bendición. Al final de una charla informal, impartió una original bendición silenciosa sin hacer la señal de la cruz, tras haber señalado en español que lo hacía por respeto “a la conciencia de cada uno”.

Antes de retirarse, recibió uno a uno a un centenar de periodistas elegidos por sorteo.

El Papa, que rezará mañana su primer ángelus desde la ventana de su apartamento que da a la plaza de San Pedro, no tenía ningún otro acto programado en esta jornada, pero su agenda de la próxima semana empieza a estar bastante cargada.

El Vaticano anunció que Francisco visitará el sábado 23 de marzo a Benedicto XVI, con quien compartirá un almuerzo en Castelgandolfo, la residencia papal situada cerca de Roma, donde el Papa emérito vive provisionalmente desde que hizo efectiva su renuncia el pasado 28 de febrero.

Antes de la solemne misa de inauguración de su pontificado el próximo martes, el Papa recibirá mañana, en la Casa Santa Marta del Vaticano, a la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, con la que mantiene tensas relaciones, especialmente desde la legalización del matrimonio homosexual.

Roma espera que en las próximas horas lleguen un millón de personas a la ciudad para asistir a la ceremonia, que tendrá lugar dentro de la basílica de San Pedro y podrá ser seguida a través de pantallas gigantes en la explanada Vaticana, donde ya se pueden encontrar souvenirs de Francisco.

Con tanto ajetreo, el pontífice ha preferido “reservarse cierto tiempo” antes de tomar una decisión con respecto a la composición de la Curia Romana, el gobierno de la Iglesia, a menudo criticado por su opacidad y su centralismo, anunció el Vaticano.

Por eso confirmó ayer “provisionalmente” a los actuales responsables de los dicasterios (ministerios)”, precisó en un comunicado.

La reforma de la Curia, que se abordó durante las reuniones previas al cónclave, es una exigencia de numerosos miembros de la jerarquía eclesial.

Se necesita “una reforma estructural, y comienza por elegir al personal adecuado para la Iglesia que el Papa desea, que sea misionera, de más diálogo”, comentó el cardenal Cláudio Hummes en una entrevista publicada ayer en Brasil.