El Partido Liberal hondureño, dividido tras golpe de Estado contra Zelaya

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Tegucigalpa (AFP). El Partido Liberal hondureño (PL, derecha), del depuesto mandatario Manuel Zelaya y del actual presidente de facto Roberto Micheletti, se encuentra dividido por el conflicto entre ellos y por el desencanto de los votantes, con lo que su hegemonía se ve amenazada ante las elecciones del domingo.

Los analistas coinciden en que "hay una división bastante marcada" que sin duda va a afectar los resultados de los comicios presidenciales y legislativos, aunque no tanto los municipales, que seguirán contando con el apoyo del electorado liberal tanto si apoyan a Zelaya como si no.

"Hay gente liberal que está defraudada, bastante decepcionada que no piensa ir a votar. No necesariamente apoya a Zelaya, pero no le gusta lo que ha pasado" en referencia al golpe de Estado del 28 de junio, dice el politólogo Efraín Diaz Arrivillaga.

Según las encuestas, el favorito para convertirse en el próximo presidente de Honduras a partir del 27 de enero es el candidato del Partido Nacional (PN, derecha), Porfirio Lobo.

Elvin Santos, el postulante del PL, que fue vicepresidente de Zelaya, y rival de Micheletti en las últimas primarias del partido, no ha logrado consolidar la unidad de esta formación de amplio espectro ideológico, dice Arrivillaga.

Sin embargo, una derrota del PL en los comicios, dejaría a Zelaya como un "cadáver político" ya que sería visto como el "culpable" de la misma, explica a la AFP Juan Ramón Martínez, otro analista político hondureño.

Zelaya contaría con el apoyo de un 10% de los 66 diputados del PL en el Congreso, la principal fuerza política, según sus propios aliados.

Su principal apoyo proviene, actualmente, de los sindicatos y movimientos de izquierda que se han aglutinado en torno al Frente de Resistencia contra el Golpe y que ha decidido boicotear las elecciones.

Precisamente, son los dos partidos de izquierda -la Unificación Democrática (UD), cuya asamblea decidió el sábado la participación de su candidato, César Ham, en los comicios del domingo pese a que forma parte del Frente, y del Partido de Innovación y Unidad (PINU, socialdemócrata)-, los que podrían salir más beneficiados con el voto descontento del PL.

Lo que parece menos probable es que el PL vaya a escindirse tras esta crisis.

"Va a restañar sus heridas y se va a recomponer", piensa Martínez.

Aunque es bastante probable que un "resultado muy catastrófico" produzca un "nuevo liderazgo" en este partido que desde 1982, cuando la democracia regresó a Honduras, sólo le cedió la presidencia al Partido Nacional en dos legislaturas, dice por su parte Arrivillaga.

La mirada de los analistas y del partido está en el nivel de abstención de sus descontentos votantes, una tendencia que ha venido en aumento en las últimas citas electorales.

En las últimas elecciones, cuando Zelaya ganó a Lobo, el 48% del electorado se abstuvo, lo que le permitió al presidente depuesto ganar con menos del 25% de los votos.

Lo único "positivo" de este año de crisis política, según Arrivillaga, es que la "gente está mucho más consciente de cómo tiene que votar, ya no tanto en función de colores o partidos, por lo menos en lo que tiene que ver en el Congreso Nacional y alcaldías municipales".