El esmog altera la infancia en ciudades de China

Ante la emergencia, los padres se han visto obligados a tomar medidas que alteran la vida urbana de sus hijos

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Pekín. La tos crónica y nariz congestionada del niño empezó el año pasado a la edad de 3 años. Sus síntomas empeoraron este invierno, cuando el esmog en todo el norte de China alcanzó niveles récord. Ahora, él necesita que le limpien los senos nasales con agua salada todas las noches, canalizada a través de una máquina con sondas.

La madre del niño, Zhang Zixuan, dijo que casi nunca lo deja salir, y cuando lo hace generalmente usa un cubrebocas. La diferencia entre Gran Bretaña, donde ella estudió, y China es “el cielo y el infierno”, dijo ella.

Los niveles de contaminantes mortales hasta 40 veces más del límite recomendado en Pekín y otras ciudades han infundido el miedo en los padres y los llevan a tomar medidas que radicalmente están alterando la naturaleza de la vida urbana de sus hijos.

Los padres están confinando hijos e hijas en sus casas, aun si esto significa alejarlos de sus amigos. Las escuelas están cancelando actividades al aire libre y paseos al campo. Los padres con posibilidades están eligiendo escuelas que cuentan con sistemas de aire filtrado, y algunas escuelas internacionales han construido gigantescos domos con apariencia futurística sobre los campos de juego para asegurar una respiración saludable.

Tras otros aires. “Espero que en el futuro nos mudemos a otro país,” dijo Zhang, abogada, mientras su hijo enfermo, Wu Xiaotian, jugaba sobre un tapete en su departamento cerca de un purificador de aire. “De otra manera moriremos asfixiados”.

Ella no es la única que piensa en irse. Algunos padres de clase media y alta y extranjeros ya empezaron a dejar China, una tendencia que los ejecutivos dicen que podría resultar en una inmensa pérdida de talentos y experiencia. También hay reportes de padres extranjeros que rechazan empleos prestigiosos o negocian pagos por adversidad para sus empleados.

No hay estadísticas de la huida, y mucha gente todavía está ansiosa de venir a trabajar a Pekín, pero hablar de salir se vuelve una urgencia en la capital y en los microblogs chinos y foros de padres de familia. Los chinos también discuten sobre las vacaciones hacia lo que ellos llaman “destinos de aire puro” en Tibet, Hainan y Fujian.

“He estado aquí durante seis años y nunca he visto los niveles de ansiedad que hay ahora,” dijo Richard Saint Cyr, un nuevo papá y médico familiar en el Hospital United Family de Pekín, cuyos pacientes son chinos y extranjeros.

Algunos eventos han mermado la confianza en el Partido Comunista al darse cuenta de que los líderes han fallado en controlar las amenazas contra la salud y seguridad de los niños. En el 2008 hubo indignación nacional cuando más de 5.000 niños murieron al colapsar sus escuelas en un terremoto y cientos se enfermaron en un escándalo por leche de fórmula contaminada. Funcionarios trataron de contener a los padres, en ocasiones por la fuerza o con sobornos.

Pero la furia por la contaminación del aire está mucho más generalizada. “No confío en cifras de la contaminación que reporta el gobierno de Pekín”, dijo el padre de Zhang, Zhang Xianochun, administrador de periódico retirado.

Daños a la salud. Estudios científicos justifican los temores del daño a largo plazo a niños y fetos. Un estudio publicado por The New England Journal of Medicine mostró que los niños expuestos a altos niveles de aire contaminado pueden sufrir daño permanente en los pulmones. La investigación se hizo en 1990 en Los Ángeles, donde los niveles de contaminación eran mucho más bajos que hoy en China.

Un estudio de investigadores de California publicado el mes pasado sugería una relación entre el autismo en los niños y la exposición de mujeres embarazadas a la contaminación del aire por el tráfico. En un trabajo en Nueva York, investigadores de la Universidad de Columbia encontraron que la exposición prenatal a contaminantes del aire podría dar lugar a niños con ansiedad, depresión y problemas de capacidad de atención.

Algunos de los mismos investigadores encontraron en un estudio anterior que los niños en Chongqing, China, que tuvieron exposición prenatal a altos niveles de aire contaminado por una planta a base de carbón, nacieron con la circunferencia de la cabeza más pequeña, mostraron lento crecimiento y en pruebas de desarrollo cognitivo tuvieron bajo desempeño a la edad de dos años. El cierre de la planta dio lugar a nacimientos de niños con menos problemas.

Los análisis muestran poco alivio en el futuro si China no cambia las políticas de crecimiento económico y refuerza el reglamento ambiental. Un reporte del Deutsche Bank en febrero dijo que se prevé que las tendencias actuales del uso de carbón y las emisiones de automóviles que contaminan el aire empeorarán un 70% para 2025.

Algunos hospitales infantiles en el norte de China informaron de un extraordinario número de pacientes con enfermedades respiratorias este invierno, cuando la contaminación del aire se disparó. Durante una mala semana de enero, el Hospital de Niños de Pekín admitió hasta 9.000 pacientes por día en visitas de emergencia, la mitad de ellos por problemas respiratorios.

Los padres de familia se han lanzado a comprar purificadores de aire. IQAir, una compañía suiza, fabrica purificadores que aquí cuestan hasta $3.000 y se exhiben en salones resplandecientes. Mike Murphy, el director de IQAir China, dice que las ventas se habían triplicado en los primeros tres meses del 2013 comparado con el mismo periodo del año pasado.

Los cubrebocas ahora son parte del código urbano de vestir. Zhang extendió una docena de cubrebocas en su mesa del comedor y se quedó solo con uno de un dibujo de un osito que le queda a Wu.

Las escuelas están adoptando medidas de emergencia. El jardín de niños privado de Wu Xiaotian solía llevar a los niños a un paseo al aire libre una vez a la semana, pero ha cancelado la mayoría de esas salidas este año.

Una madre estadounidense, Tara Duffy, dijo que ella eligió una escuela preescolar para su hija basada en parte en que la escuela tiene filtros de aire en los salones.

La escuela también invita a médicos para dar conferencias sobre la contaminación y prohíbe a los niños jugar afuera cuando suben los niveles del esmog.

Duffy dijo que ella también revisaba el índice de la calidad del aire diariamente para decidir si llevaba a su hija a un picnic al aire libre o a un lugar de juegos cerrado.Ahora, después de nueve años aquí, Duffy se va de China y menciona la contaminación y el tráfico como los factores más graves.Esa opinión se está extendiendo entre extranjeros residentes en China.Una pareja estadounidense con un hijo pequeño habló sobre la contaminación cuando consideraba un empleo en una prestigiosa fundación en Pekín, y fue una de las razones por las que finalmente rechazaron la oferta. James McGregor, un abogado sénior en la oficina de APCO Worldwide en Pekín, una compañía consultora, dijo que había sabido de un diplomático estadounidense con hijos pequeños que había rechazado un puesto aquí. Eso fue a pesar de que el Departamento de Estado proporciona un 15 por ciento en bono de salario para quienes son enviados a Pekín, en parte debido a la contaminación. El bono por adversidad para otras ciudades chinas, que también sufren de mala calidad del aire, varía entre 20 y 30 por ciento, excepto para Shanghái, donde es del 10 por ciento.“Yo he vivido en Pekín durante 23 años, y me traje a mis hijos, pero si tuviera hijos chicos, tendría que irme”, dijo McGregor. “Mucha gente ha empezado a planear su salida”.