El embargo de EUA a Cuba cumple 50 años de aplicación

Intento fallido de asfixiar la revolución recibe condena cada año en la ONU

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La Habana. AFP y EFE. El embargo de Washington sobre Cuba cumplió esta semana 50 años en medio de críticas por su obsolescencia y las reformas de Raúl Castro en la isla.

En 1962 “el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy emite la Proclama Presidencial 3447, que impone el bloqueo económico total de ese país con Cuba”, recordó el diario oficial Granma en su columna “Hoy en la historia”.

La medida completó un entramado legal contrapuesto a las nacionalizaciones de propiedades estadounindeses tras el triunfo de la revolución de Fidel Castro en Cuba en 1959, dentro de una atmósfera política enrarecida entre ambos países; que rompieron lazos diplomáticos el 3 de enero de 1961.

Se suponía que el castigo financiero debía asfixiar económicamente a la entonces recién nacida revolución de los hermanos Fidel y Raúl Castro. Cincuenta años después, sin embargo, aún respira.

Reprobado por el papa Juan Pablo II como “injusto y éticamente inaceptable” en su histórica visita a la isla en enero de 1998, el embargo ha sido condenado abrumadoramente por la Asamblea General de la ONU cada año desde 1992.

La condena del 2011 tuvo 186 votos a favor (entre ellos Costa Rica), dos en contra (EE. UU. e Israel) y tres abstenciones (Islas Marshall, Micronesia y Palau).

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca en el 2009 hizo creer a algunos que se iniciaría el desmontaje de la medida cuando en el 2011 Obama se valió de una orden ejecutiva para flexibilizar restricciones de viajes y envíos de remesas a Cuba adoptadas por su antecesor, George W. Bush. Sin embargo, allí quedó su esfuerzo.

Es el Congreso estadounidense el que tiene la facultad de derogar el embargo, reforzado en 1996 con la conocida como Ley Helms-Burton, sin embargo el Gobierno de Obama condiciona su apoyo a la eliminación de la sanción a que el régimen del presidente Raúl Castro acometa “cambios” que, a su juicio, todavía no se han dado.

Cambios sí avanzan. Sin embargo, para la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por su sigla en inglés), una organización no gubernamental de derechos humanos, Cuba “sí está cambiando” y experimenta “profundas transformaciones económicas y políticas” a las que EE.UU. no puede ser ajeno.

“El embargo es una reliquia, un remanente de la Guerra Fría”, sostuvo en un comunicado el director de programas de WOLA, Geoff Thale, quien añadió que se trata de una medida “desactualizada que solo perjudica al pueblo cubano, a sus familias en Estados Unidos y a los intereses estadounidenses”.

Thale, quien acaba de estar en Cuba en un “viaje de investigación”, recordó las reformas impulsadas por Raúl Castro, que suponen una tímida y controlada apertura a la economía privada y una masiva baja de planilla estatal.

Además, destacó la liberación de más de un centenar de presos políticos desde el 2010, gracias a un proceso de diálogo entre el Gobierno de la isla y la Iglesia Católica.

“En lugar de ajustar la política de EE.UU. hacia Cuba para adaptarse a un mundo cambiante, los defensores del embargo se han centrado en ajustar sus argumentos para preservar una política obsoleta”, lamentó este experto.

Promesas de endurecimiento. Tampoco ayuda la política de mano dura contra Cuba que defienden líderes republicanos en el Congreso y, en los últimos días, aspirantes a la candidatura presidencial de ese partido con vistas a las elecciones del 6 de noviembre.

El favorito a ser ese candidato, el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney, ha dicho que si gana la presidencia usará “todos los recursos posibles” para ayudar al pueblo cubano a alcanzar su libertad “cuando Fidel Castro muera”.

Otro aspirante, el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, promete acabar con la “dictadura” de los Castro si llega a la Casa Blanca.