Guatemala. ACAN-EFE. El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, aceptó que miembros del Ejército dispararon antier en una manifestación de campesinos en una carretera del oeste del país, en un suceso que ocasionó al menos seis muertos y 34 heridos.
En una conferencia de prensa en una sede militar, Pérez Molina admitió que los soldados dispararon “al aire” y en defensa propia, al verse agredidos por los manifestantes, y aseguró que los responsables han sido puestos a disposición de la Justicia.
Solo una horas antes, el ministro guatemalteco del Interior, Mauricio López Bonilla, aseguró que ninguno de los soldados involucrados en el hecho disparó en contra de los manifestantes; sin embargo, reconoció que “algunos” de los militares que protegían el contingente portaban armas de fuego.
Al inicio de la jornada de ayer, autoridades y pobladores del departamento guatemalteco de Totonicapán responsabilizaron al Ejército por las muertes de los indígenas que protestaban el jueves contra el Gobierno, y cuyos cuerpos fueron sepultados ayer en un ambiente de indignación.
“Nosotros estábamos protestando pacíficamente y el Ejército llegó con la Policía y nos disparó”, afirmó Miguel Tsuban, de 25 años, quien durante los disturbios resultó con un golpe en la frente.
Miles de indígenas de 48 cantones del departamento de Totonicapán, localizado a unos 170 km al oeste de la capital, bloquearon ayer varios tramos de la carretera Interamericana para protestar contra el alza de las tarifas del servicio de energía eléctrica.
En determinado momento, sin saberse las causas, un grupo de militares abrió fuego contra los manifestantes, informó la Procuraduría de los Derechos Humanos.
Las evidencias conocidas parecen dejar sin defensa al Gobierno sobre lo ocurrido: fotografías publicadas por la prensa, captadas en el lugar y momento de los hechos, muestran a un soldado con fusil en mano en posición de ataque, y el testimonio de los sobrevivientes señala a los militares de disparar “de forma indiscriminada”.