Egipto anuncia muerte clínica de Hosni Mubárak

Exdirigente sufrió accidente cerebral y paro cardíaco camino al hospital

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El Cairo. AFP. El derrocado presidente egipcio Hosni Mubárak, encarcelado hace dos semanas, fue víctima ayer de un ataque cerebral tras una rápida degradación de su estado de salud que llevó a las autoridades locales a declarar su muerte clínica.

Mubárak, de 84 años, permanecía conectado a un sistema de mantenimiento artificial de la vida después de que su corazón se detuvo al llegar a un hospital.

El anuncio, difundido por medio de la televisión estatal, llegó en un momento de tensiones políticas en Egipto y cuando varios miles de personas protestaban en El Cairo contra el Ejército.

Mubárak estaba detenido en un ala médica de la prisión de Tora, en el sur de El Cairo, desde su condena a cadena perpetua el 2 de junio, fecha cuando su salud empezó a declinar. Por esa causa, fue trasladado de urgencia ayer hacia un hospital militar adonde fue ingresado en terapia intensiva.

La televisión pública dio cuenta de una “degradación del estado de salud de Mubárak, víctima de un ataque cerebral”.

La información de su muerte clínica la confirmó la agencia oficial de noticias MENA que agregó que los médicos utilizaron electrochoques varias veces sin resultado y por eso fue conectado a sistemas de soporte artifical de vida, con el fin de reanimarlo.

Mubárak había sido sometido a una desfibrilación similar en dos ocasiones el 11 de junio tras dos ataques cardíacos.

Momento de agitación. El anuncio de la degradación de su estado de salud ocurrió cuando miles de egipcios se manifestaban en la plaza Tahrir de El Cairo para denunciar el “golpe constitucional” de los militares en el poder, que acaban de arrogarse amplias prerrogativas que les permite controlar el país sea cual fuere el resultado de la elección presidencial.

Los dos protagonistas de la elección que culminó el domingo, el candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi, y el exprimer ministro del expresidente Mubárak, Ahmed Shafik, aseguran, cada cual por su lado, haber ganado los comicios, cuyos resultados oficiales se conocerán mañana.

Las manifestaciones fueron convocadas por organizaciones juveniles de militantes por la democracia y por la cofradía islámica de los Hermanos Musulmanes, primera fuerza política de Egipto y rivales históricos de los militares que dominan el sistema desde la caída de la monarquía en 1952.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), en el poder en Egipto desde la caída de Mubárak en febrero de 2011, anunció el lunes su voluntad de entregar el Ejecutivo al futuro presidente este mes.

Sin embargo, mantendrá el Poder Legislativo y controlará otros sectores institucionales en nombre de “un equilibrio de poderes”.

En la práctica, el próximo jefe del Estado será incapaz de implementar leyes sin la aprobación de los militares, que decidieron asignarse el Poder Legislativo, tras la disolución de la Asamblea del Pueblo , dominada por islamistas.

Esta disolución fue pronunciada el sábado por el Ejército sobre la base de un dictamen judicial que invalida el modo de escrutinio de las legislativas celebradas de noviembre a enero pasados. No se espera que haya nueva Asamblea antes de fin de año.