Dolor, angustia y prisa entre los familiares

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México. EFE. Los alrededores de los hospitales y la morgue, donde fueron llevados los heridos y los muertos por el incidente en la Torre Pemex, se llenaron ayer de caras de preocupación y ojos llorosos de los familiares.

Las últimas horas fueron dramáticas para los familiares de los 33 muertos y 121 heridos que ha dejado hasta el momento una catástrofe que conmocionó a la sociedad mexicana.

Desde que vio la noticia en televisión, Mónica Durán vivió momentos complicados por no poder localizar a su esposo, Marco Antonio Sigler, quien trabaja en este complejo corporativo.

Tuvo la suerte de que unas horas después recibió la llamada de una enfermera que, a petición de su marido, le contó que estaba vivo, herido con múltiples contusiones y fracturas, en un hospital de Pemex.

“Todo fue un caos, la gente estaba histérica, queriendo saber de su gente; en el hospital no te podían dar información, aparecían unas listas inciertas porque te decían que estaba aquí y a la mera hora no estaba y tenías que irte a otros hospitales”, relató esta mujer.

Ahora, su esposo se encuentra grave, pero estable y pudo contarle a su mujer sus recuerdos sobre el suceso.

El caos y la lenta información es una de las principales quejas de los familiares de personas como Margarita Falcón, que a dos años de jubilarse tuvo la mala suerte de “estar en el momento y lugar equivocados”, dijo su sobrino Miguel Araico.

“Tuvimos que ir buscando y buscando hasta que llegamos aquí porque realmente no había mucha información”, apuntó en las afueras del Servicio Médico Forense (Semefo), a la espera de recibir el cadáver de su tía.