El 2011 no ha sido un buen año para la relación entre el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y la prensa. El mandatario ganó un juicio a El Universo por calumnias por el cual se ordenó al diario pagar $40 millones y se impuso tres años de cárcel contra sus directores.
El caso se basó en un artículo escrito por el exeditorialista del matutino, Emilio Palacio, quien llamó a Correa dictador y lo acusó de crímenes de lesa humanidad por supuestamente haber pedido a sus guardaespaldas disparar a civiles en un hospital durante la revuelta policial en su contra del 30 de setiembre del 2010.
El gobernante, que ha llamado “sicarios de tinta”, “cobardes” y “prensa malsana” a periodistas de su país, suscitó todas las críticas posibles de las entidades de prensa continentales por el daño a la libertad de expresión que supone el caso.
Defensores de ambas partes contrastan sus argumentos.