Nueva York. EFE. La Policía de Nueva York detuvo ayer a un hombre que, según las autoridades, confesó estar implicado en la desaparición y muerte del niño Etan Patz en 1979, una medida que tuvo lugar apenas 24 horas antes del Día Nacional de Niños Desaparecidos , que fue declarado en 1983 por este caso.
“Un individuo ahora en custodia ha hecho declaraciones a los detectives de la Policía de Nueva York implicándose en la desaparición y muerte de Etan Patz, hace 33 años”, dijo el jefe del cuerpo policial, Raymond Kelly.
Las autoridades revelaron que el hombre fue detenido ayer en la localidad de Camden, en el vecino estado de Nueva Jersey, pero no facilitaron la identidad del sospechoso porque todavía es interrogado en Nueva York y aún no se formulan cargos en su contra.
El canal NBC aseguró que se trata de Pedro Hernández, hombre que vivía y trabajaba en el mismo barrio que Etan Patz cuando el pequeño, de seis años, desapareció el 25 de mayo de 1979 tras haber salido de su casa solo a primera hora de la mañana hacia la parada de autobús que lo tendría que haber llevado al colegio.
Según ese mismo medio, que citó fuentes policiales, Hernández confesó que atrajo al niño utilizando unos caramelos antes de atacarlo, suceso que conmocionó el país e incluso llevó en 1983 al entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, a declarar el 25 de mayo Día Nacional de los Niños Desaparecidos.
El diario The New York Post aseguró que el hombre confesó a las autoridades que apuñaló al pequeño, descuartizó su cuerpo y escondió los restos en bolsas de plástico que después tiró a la basura.
El caso del pequeño Patz, que se convirtió en uno de los primeros menores cuya imagen apareció impresa en envases de leche por todo el país, fue reabierto por la Oficina Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI) a finales de abril pasado, con el rastreo de un edificio en el barrio del SoHo, en el sur de Manhattan, para buscar en el sótano posibles restos óseos del menor.
La búsqueda culminó sin el hallazgo de pistas sobre la muerte de Patz, cuyo responsable siempre se sospechó que fue José Ramos, quien en la actualidad cumple condena en una cárcel de Pensilvania por abusar de otro niño y contra quien nunca llegaron a presentarse cargos.
El menor fue declarado oficialmente muerto en 2001 por las autoridades estadounidenses.