Islandia, tierra de contrastes y escenarios naturales impresionantes, ha sido testigo de una nueva erupción volcánica que de atónitos a sus habitantes y al mundo entero. Aproximadamente a tres kilómetros al noreste de la ciudad de Grindavik, un pequeño municipio pesquero, la furia de un volcán se desató, marcando la cuarta erupción en los últimos años en esta región de la isla.
Las imágenes capturadas por residentes, entre ellos el costarricense Daniel Calderón, quien vive en Islandia desde hace 11 años, revelan la majestuosidad y la violencia de este fenómeno natural. En su transmisión en vivo el pasado lunes, Calderón expresaba su asombro y temor mientras grababa la erupción a tan solo 25 kilómetros del epicentro.
Las instantáneas muestran columnas de humo y lava iluminando el oscuro cielo islandés, creando un espectáculo tanto aterrador como fascinante. La erupción, aunque intensa, ha disminuido en las últimas horas, según informes de la oficina meteorológica islandesa. La actividad se concentra ahora en dos cráteres en el sudeste de Stóra-Skogafell, a diferencia de los tres iniciales.
A pesar de la evacuación preventiva a principios de noviembre en la localidad de Grindavik, los islandeses, acostumbrados a convivir con la actividad sísmica y volcánica, han retomado sus actividades cotidianas. “Estamos acostumbrados a ello. Se trata de Islandia y de la fuerza de la naturaleza”, asegura Anna Dora, una vendedora en Reikiavik.
Estas imágenes impactantes no solo documentan la magnitud de la erupción sino que también nos recuerdan la fragilidad y la resiliencia de aquellos que comparten su hogar con la inigualable belleza y el impredecible poder de la naturaleza islandesa.