Costarricense capta en video sorprendente erupción volcánica en Islandia

Daniel Calderón, un costarricense que reside en Islandia desde hace 11 años, grabó la erupción del volcán, mientras se encontraba a escasos 25 kilómetros del lugar de la emergencia

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“Dios mío, acabo de salir de ahí, por Dios”, narra el costarricense Daniel Calderón en una transmisión en vivo en su Facebook el pasado lunes cuando un volcán hizo erupción en el sur de Reikiavik, Islandia.

En este país, que cuenta con cerca de 33 volcanes activos, desde noviembre se esperaba una posible erupción, de la cual no sabían dónde o cómo iba a suceder; esto tras una serie de sismos con hasta 1.000 réplicas en 24 horas.

Sin embargo, la erupción ocurrió este lunes a unos tres kilómetros al noreste de la ciudad de Grindavik, un pequeño municipio pesquero situado en la península de Reikjanes, a apenas 60 kilómetros de Reikiavik, la capital. El pasado 11 de noviembre, cerca de 4.000 personas fueron evacuadas de ese pueblo ante la alerta.

La Nación logró conversar con Daniel Calderón, costarricense que vive en Islandia desde hace 11 años y quien grabó en video la erupción del volcán a escasos 25 kilómetros del lugar de la emergencia.

Calderón afirma que durante los últimos días los cierres se iban regulando y volviendo a la normalidad porque ya no había temblores, sin embargo, la tierra se continuaba levantando cada día, producto del transitar de la lava volcánica a nivel subterráneo.

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Una de las situaciones que más impactó a Calderón es que su trabajo queda a unos 10 u ocho kilómetros del epicentro de la situación. Ese lunes salió a las 9:00 p. m. y fue a eso de las 10:15 p. m. que su celular empezó a sonar con notificaciones de sus compañeros que decían que había iniciado la erupción. Él de inmediato buscó en las noticias y salió al patio de su casa; para ese momento, el cielo ya estaba rojo.

“Es impresionante porque estuvo muy cerca, también más porque fue mucha la espera (...) yo tenía más o menos una hora de haber salido del área, estábamos hablando con mis amigos sobre qué hubiera pasado si hubiéramos estado ahí”, narra Calderón.

Incluso, él decidió ir a una montaña para observar el estado del volcán que atravesó una franja de cerca de tres kilómetros de lava. Una vez en el lugar, Daniel compartió con sus amigos de Facebook una transmisión en vivo donde describió la situación y la impresión tanto de él como de las personas a su alrededor.

Por otro lado, parte de lo que preocupa a las autoridades es que hay “una planta de energía geotérmica que nos abastece de electricidad y agua caliente (...) ese es el temor que tienen y eso puede cambiar, no se sabe a ciencia cierta por dónde va a ir y nos mantienen informados”, explica.

A pesar de la emergencia, Calderón, dice que la vida cotidiana continúa; su hija de siete años y su hijo de nueve asistieron regularmente a la escuela, el resto de las personas continúan yendo a sus trabajos, y la población se mantiene continuamente informada.

Según las autoridades, la actividad volcánica empieza a reducirse. “Esperemos a ver qué nos deparan las fuerzas de la naturaleza”, resumió el presidente Gudni Thorlacius Jóhannesson en la red social X.

La erupción de un volcán situado al sur de Reikiavik, capital de Islandia, bajó en intensidad el miércoles y los islandeses recuperaron poco a poco una vida normal ante “la fuerza de la naturaleza”.

“La fuerza de la erupción disminuyó con el paso de las horas, así como el impacto sísmico y la deformación” del suelo, indicó la oficina meteorológica islandesa en un mensaje de actualización.

“En las últimas imágenes de observación, la actividad se limita ahora a dos cráteres, mientras que antes eran tres, en el sudeste de Stóra-Skogafell”, añadió.

El volcán entró en erupción la noche del lunes en una zona donde la actividad sísmica era muy intensa desde inicios de noviembre.

Esta actividad continuaba el miércoles, pero con una intensidad mucho menor.

La erupción representa la cuarta en los últimos años y tuvo lugar a unos tres kilómetros de la pequeña localidad de Grindavik, evacuada a principios de noviembre por una gran acumulación de magma.

“Todo el mundo está excitado, pero tranquilo. Estamos acostumbrados a ello. Se trata de Islandia y de la fuerza de la naturaleza”, aseguró Anna Dora, de 60 años, una vendedora en Reikiavik, situada a unos 40 kilómetros al nordeste del volcán.

Islandia se encuentra entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana y es una de las regiones volcánicas terrestres más activas.