Un junio de sangre causa casi 2.000 muertes en Irak

País árabe soporta una ofensiva por parte de rebeldes radicales sunitas

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Bagdad. AFP. Alrededor de 2.000 personas murieron durante junio en Irak, teatro de una fulgurante ofensiva de yihadistas sunitas que proclamaron la creación de un “califato” en las zonas bajo su control en Irak y Siria, pero Estados Unidos minimizó el alcance de ese anuncio, al afirmar que no significaba “nada”.

Esta cifra de muertos representa el mayor número de víctimas desde mayo del 2007, según informes del Gobierno iraquí dados a conocer el lunes.

Según los cómputos de los ministerios de la Salud, Interior y Defensa, un total de 1.922 personas murió en junio, entre ellas 1.393 civiles, 380 soldados y 149 policías.

El anuncio de la creación del califato , que pondría en peligro la continuidad de las fronteras actuales, podría provocar la cólera de la comunidad chiita mayoritaria en Irak y en el vecino Irán, así como reacciones alarmistas en los países occidentales y en los países árabes considerados moderados.

En Irak, el anuncio se produce cuando las fuerzas iraquíes intentan retomar las regiones conquistadas por el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) durante una rápida ofensiva lanzada el 9 de junio.

Este grupo, que se hace llamar de ahora solamente “Estado Islámico”, advirtió de que todos los musulmanes del mundo tenían el “deber” de jurar lealtad a su jefe, Abú Bakr al-Baghdadi, proclamado “califa”, según una grabación audio difundida en Internet el domingo, primer día del Ramadán .

Sin sentido. Para Estados Unidos, las declaraciones de los extremistas sunitas sobre la creación de un “califato islámico” en los territorios que controlan en Irak y Siria “carecen de significado”.

“Ya hemos visto este tipo de fórmulas” empleadas por el Ejército Islámico de Irak y el Levante (EIIL), comentó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.

La Casa Blanca dijo que la ofensiva de los radicales islamistas en Irak había supuesto “una campaña de terror con brutales actos de violencia y represión ideológica, que supone una gran amenaza para el futuro de Irak”.

“El EIIL está luchando para destruir Irak. Y es por eso que esta administración está trabajando estrechamente con los dirigentes iraquíes para convocarlos a la unidad del país mientras combaten este peligro existencial”, dijo el portavoz John Earnest.

El califato, cuyo jefe representa al sucesor del profeta Mahoma como “emir de los creyentes” en el mundo musulmán, es un régimen que desapareció tras el desmantelamiento del Imperio otomano.

El Estado Islámico marcó la pauta con el anuncio del califato. “Musulmanes (...), rechazad la democracia, la laicidad, el nacionalismo y el resto de basuras de Occidente. Volved a vuestra religión”, expresó su vocero, Abú Mohamad al-Adnani, en una grabación en Internet.

Los combatientes del EIIL luchan también contra sus exaliados de la rebelión siria y contra el régimen de este país, donde han creado en Raka (norte) una “capital” muy organizada y controlan también una gran parte de la provincia de Deir Ezzor (este), en la frontera con Irak, y algunas partes de Alepo.

En Irak, la ofensiva de los insurgentes sunitas, que ha dejado más de mil muertos, según Naciones Unidas, y miles desplazados, cuenta con el apoyo de los ex oficiales de Sadam Husein, de grupos salafistas y de algunas tribus.

Los yihadistas controlan sectores de la provincia de Saladino (norte), así como Mosul, segunda ciudad de Irak, gran parte de la provincia de Nínive (norte), otros sectores de la provincia de Diyala (este), Kirkuk (norte) y Al Anbar (oeste).