Túnez
Las autoridades tunecinas levantaron el toque de queda impuesto el pasado 22 de enero en todo el país a causa de una serie de protestas populares que se tornaron violentas por la intromisión de movimientos salafistas radicales y grupos de extrema derecha afines a la dictadura derrocada en 2011.
Según un comunicado del ministerio del Interior, el toque de queda se canceló "tras constatar que la calma ha retornado a todo el país".
La medida restrictiva se había impuesto por cuarta vez en menos de un año después de que cuatro días de manifestaciones contra el paro y la falta de soluciones del gobierno desembocaran en actos de vandalismo y pillaje.
Durante las dos semanas que ha durado, las autoridades tunecinas han detenido a más de 1.000 personas y controlado las protestas, que aún suceden de forma pacífica en algunas zonas del sur del país.
Muchas de ellas están relacionados con movimientos religiosos radicales y afines al antiguo régimen que intentaron aprovecharse del malestar social.
Este es el cuarto toque de queda que sufre la población tunecina desde que el 18 de marzo de 2015 dos hombres armados mataran a 22 turistas extranjeros en el museo de El Bardo, el más importante del país.
A este ataque yihadista le siguieron dos más, uno en junio que terminó con la vida de 38 turistas extranjeros en un hotel de la ciudad costera de Susa y otro en noviembre que causó la muerte a 12 guardias presidenciales en el centro de la capital.
Grupos de defensa de los derechos humanos y miembros de la sociedad civil han denunciado que en el gobierno ha utilizado los toques de queda y el estado de emergencia decretado tras los ataques para realizar detenciones aleatorias.