‘Tatic’ Francisco homenajea a los indígenas mexicanos

Lamentó la exclusión de grupos aborígenas y llamó a pedirles perdón

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San Cristóbal de las Casas. EFE El papa Francisco dedicó este lunes su jornada en México a rendir homenaje a los indígenas mexicanos y, en general, a todos los de América Latina.

Francisco ensalzó su cultura, lamentó su exclusión y llamó a pedirles perdón por ello, y elogió su defensa del ambiente.

Tatic Francisco (padre Francisco, como lo llamaron en lengua tzotzil) viajó a San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas, el más pobre de México, para celebrar una misa y dedicarles la homilía.

También se sentó con ellos a comer y visitó la tumba del obispo que siempre los defendió, Samuel Ruiz.

“Muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos (indígenas) han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!”, dijo en la misa en San Cristóbal de las Casas.

Francisco quiso incluir en su viaje a México el sureño estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala, que no habían visitado sus predecesores, y con ello rendir homenaje a los 11 millones de indígenas del país, frecuentemente marginados y olvidados.

Es una diócesis en la que 75% de las personas vive en la pobreza, y de estas, el 32% sufre en extrema pobreza. Estos últimos viven todos en San Cristóbal, explicó el padre Pepe Avilés.

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En el estadio municipal de San Cristóbal de Las Casas, el Obispo de Roma celebró una misa repleta de símbolos de la cultura maya.

Apertura a lenguas. Las lecturas se hicieron en las tres lenguas más habladas en el estado de Chiapas: el chol, el tzotzil y tzeltal. El resto de la liturgia también se tradujo a las lenguas de los pueblos originarios.

El homenaje a la cultura maya se apreció en la escenografía preparada para la misa. Se realizó una reproducción de la fachada de la catedral de San Cristóbal y el Cristo Negro de Esquipulas, muy venerado en la zona. Estaban presentes las imágenes de la Virgen de Guadalupe y de san Juan Diego, el primer santo indígena.

El altar estaba asentado sobre una reproducción de la pirámide del complejo arqueológico de Palenque y también se evocaron las Cascadas de Agua Azul, símbolos mayas.

Los paramentos del Santo Padre, como la casulla, fueron bordados por las mujeres de la comunidad tzeltal Chilón, que trabajan en la Cooperativa Artesanal Jluchiyej Nichimetic.

Todo un homenaje a la identidad de estos pueblos originarios que el Sumo Pontífice coronó con el documento oficial para que, aunque ya se hace, se pueda celebrar la liturgia y traducir la Biblia a las lenguas indígenas.

Precisamente, las biblias traducidas fueron el regalo que los indígenas dieron al Santo Padre.

El Papa también quiso almorzar con los representantes indígenas para saber sobre las preocupaciones de estas comunidades altamente marginadas.

A la mesa se sentaron con él Sebastián López, un sacerdote de la etnia tzotzil; la religiosa tzeltal Aída Pérez; el seminarista tzotzil Teófilo Pérez; Victoria Ruiz, una joven tzotzil; el diácono Miguel Montejo Díaz y su esposa, María Trujillo Sánchez, ambos de la etnia chol, y los catequistas de etnia tzeltal Carlos Aguilar, y Dominga Sántiz.

Todos ellos compartieron un almuerzo sencillo con pollo y champiñones, arroz blanco, tortillas de maíz y agua.

Otro de los momentos simbólicos de la visita del papa a Chiapas fue la parada en la catedral para detenerse en oración ante la tumba del sacerdote Samuel Ruiz García, quien murió en el 2011 y fue obispo de 1959 a 1999.

Conocido como Tatic Samuel, fue criticado por el apoyo a los más pobres y por su posición durante el conflicto zapatista.

La catedral de San Cristóbal fue bautizada por el propio obispo Ruiz como Catedral de la Paz después de los diálogos sostenidos en este lugar, en 1994, entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y las autoridades mexicanas.

Ruiz García también recibió críticas por la ordenación de diáconos permanentes, que pueden estar casados. Francisco autorizó nuevamente el cargo de diaconado permanente indígena, en otro gesto hacia estas comunidades.