Sudán del Sur se desangra tras un año de guerra civil

El conflicto ha provocado unas 50.000 muertes

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Juba

Justo un año después del inicio de los combates, la sangrienta guerra civil en Sudán del Sur no muestra señales de apaciguamiento y el país más joven del mundo continúa hundiéndose en la violencia.

Tras tres décadas de un destructor conflicto contra el régimen de Jartum, Sudán del Sur, independiente de Sudán desde el 9 de julio de 2011, se sumió el 15 de diciembre de 2013 de nuevo en una guerra, nacida de la rivalidad entre el presidente sursudanés Salva Kiir y su exvicepresidente Riek Machar, quienes pertenecen, respectivamente, a las etnias dinka y nuer, las principales del país.

Los combates estallaron en Juba en el seno del ejército, minado por antagonismos político y étnicos, antes de extenderse a otras regiones del país, acompañados de innumerables masacres y atrocidades perpetradas contra civiles en base a criterios étnicos.

"Doce meses después del inicio de esta guerra, es difícil concebir que lo peor estaría aún por venir", advierte el sacerdote sursudanés y activista por la paz James Ninrew.

Las celebraciones religiosas y las vigilias marcaron este lunes este triste aniversario en Juba o en los países vecinos, donde se refugiaron cientos de miles de sursudaneses.

Aunque no existe ningún balance oficial de muertos, el instituto de investigación International Crisis Group cifra en 50.000 muertos el balance de la guerra y algunos diplomáticos evocan incluso el doble.

Los activistas sursudaneses publicaron el lunes una primera lista, muy parcial, con el nombre de 572 víctimas del conflicto. "La lista, aunque solo representa una fracción de las pérdidas totales, refleja el impacto devastador del año de guerra en Sudán del Sur, durante la cual nadie ha contado los muertos", explicó Anyieth D'Awol, responsable del proyecto.

Para muchos observadores, el país se encuentra ahora en una situación peor que tras el final del conflicto contra Jartum.

"Sudán del Sur ha sido el escenario de una violencia extrema desde hace varias generaciones, pero nunca había alcanzado esta escala ni este nivel de gravedad", considera Lona James, de la organización Voice For Change.

La violencia obligó a casi a dos millones de personas a abandonar sus hogares y la mitad de los 12 millones de habitantes necesitan ayuda humanitaria, según Naciones Unidas.

Las amenazas de sanciones internacionales contra los responsables sursudaneses continúan por el momento sin efecto y son pocos los que desean la paz a corto plazo.

Los diferentes bandos no respetaron ninguna de las treguas firmadas y, para Skye Wheeler, de Human Rights Watch (HRW), existe una "ausencia total de voluntad política" para poner fin a los combates o para juzgar a los responsables de las atrocidades.

El lanzamiento masivo y costoso de víveres por vía aérea ha permitido hasta el momento evitar la hambruna, según Naciones Unidas, que lanzará una nueva campaña a principios de 2015 ante el empeoramiento de la situación.

Ambos bandos llegaron incluso a reclutar a 12.000 niños soldado por la fuerza, según Unicef.