Rebeldes toman nuevo puesto fronterizo con Siria

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Bagdad

Los insurgentes sunitas sumaron este sábado en Irak a sus conquistas después de más de 10 días de ofensiva un puesto fronterizo con Siria, consolidando su control en el oeste del país.

En el terreno los insurgentes sunitas junto con los yihadistas del Estado Islamista en Irak y en Levante (EIIL) tomaron durante la noche del viernes el puesto fronterizo de Al Qaim, uno de los tres puntos de paso oficiales entre Irak y Siria.

Los insurgentes, combatientes del EIIL y otros grupos, controlan Al Qaim y sus alrededores, según un lugarteniente coronel de la policía, y varias familias de la ciudad se han unido a los millones de iraquíes que huyeron de los combates.

Los rebeldes sirios del Ejército Sirio Libre (ASL) y del frente Al Nosra (Al Qaida en Siria) tomaron hace una semana los alrededores de este punto estratégico tanto del lado sirio como del iraquí. Durante la noche se retiraron de la parte iraquí pero siguen controlando la zona de Siria.

Los yihadistas del EIIL, que aspiran a crear un Estado islámico en la porosa frontera con Irak, también están presentes en Siria, donde avanzaron el viernes en la provincia oriental de Deir Ezzor, una importante victoria junto a la toma de Al Qaim.

Al mismo tiempo, en la capital, combatientes fieles al poderoso líder Moqtada al Sadr, que anunció la creación de una nueva fuerza, los Saraya al Salam (brigadas de la paz en árabe), desfilaron en las calles del barrio de mayoría chiita de Sadr City.

Algunos iban de camuflaje, otros de negro y desfilaron con kalashnikovs, fusiles de asalto y lanzacohetes en la mano. Algunos gritaban el nombre de 'Mahdi', el 12º profeta para los chiies y otros el nombre del ejército de Moqtada al Sadr, oficialmente disuelto en 2008.

Otros portaban pancartas en las que se podía leer: 'Nosotros nos sacrificamos por ti, Irak', 'No, no al terrorismo', y 'No, no a Estados Unidos'.

Estos hombres se unen a los miles de iraquíes que ya se prestaron como voluntarios para luchar contra los insurgentes tras la llamada del gobierno, pero especialmente de Ali al Sistani, el más alto dignatario chiita del país, una figura muy respetada.

Al mismo tiempo, se produjeron enfrentamientos entre los grupos insurgentes. Este podría ser el primero signo del desmoronamiento de la coalición compuesta de varios grupos, en especial de exoficiales del ejército de Sadam Husein, de grupos salafistas y de elementos tribales.

Estos combates el viernes por la noche entre elementos del EIIL y combatientes del Ejército de los adeptos de Nakshabandia (JRTN) en Hawija, en la provincia de Kirkuk, dejaron 17 muertos.

El EIIL adopta una interpretación extremista del islam, mientras que los otros grupos tienen más que nada desacuerdos políticos con el gobierno iraquí.

A nivel internacional se multiplican las peticiones de que se forme un gobierno de unidad nacional para sacar el país del caos.

El presidente de Estados Unidos Barack Obama estimó el viernes que era sobre todo el deber de los dirigentes políticos iraquíes trabajar por la unidad del país.

Obama prometió sin embargo enviar 300 consejeros militares para ayudar al ejército iraquí, y su jefe de la diplomacia, John Kerry, estará próximamente en Medio Oriente y Europa para consultas sobre la crisis iraquí.