¿Qué relación tienen la pobreza y el frío con la crisis de contaminación en China?

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Qian'an

Un camión cargado hasta el tope de carbón traquetea desde la fábrica de acero, pasa por un desnivel en la carretera y arroja pedazos de su negra carga al asfalto.

Esperando al lado de la vía, una agricultora envuelta en gruesas prendas invernales de algodón se cuela entre el tráfico para tomar los trozos.

LEA: Pekín empieza el 2017 bajo una espesa capa de contaminación

Durante cuatro horas al día y cuatro días a la semana, la vecina, cuyo apellido es Shen, acude al lugar próximo a su casa donde una procesión casi interminable de camiones de carbón transita por el irregular pavimento. Miles de pequeños baches en la vía impiden que Shen y su esposo se congelen en invierno.

"Si no vengo aquí, tendría frío", dijo Shen mientras depositaba unas cuentas piezas más de carbón en un saco. En un invierno, apuntó, puede quemar más de dos toneladas de carbón, valoradas en más de 1.800 yuanes ($260).

En las vastas zonas rurales del norte de China, los residentes hacen grandes esfuerzos para poder quemar carbón sin tratar en las estufas de sus casas, a pesar de los esfuerzos gubernamentales para prohibir esta práctica e introducir tipos de carbón más limpios —pero más caros— o sistemas de calefacción eléctricos.

Esta dependencia representa uno de los muchos desafíos que enfrenta Pekín en su intento por frenar la asfixiante niebla contaminante, que se ha convertido en la punta de lanza del descontento popular con el gobernante Partido Comunista.

Los expertos dicen que las plantas eléctricas de carbón, las acerías y los molinos de concreto son los principales causantes del esmog durante todo el año, pero en las zonas rurales la quema doméstica de carbón es un factor clave para el incremento de la contaminación durante el invierno, cuando las ciudades chinas quedan ahogadas en densas nubes de polvo gris que obligan a menudo a cerrar autovías y aeropuertos.

Ciudadanos chinos de clase media se quejaron notablemente cuando esta niebla cubrió Pekín durante las fiestas de Año Nuevo. Una imagen de un tren de alta velocidad manchado de un color marrón intenso tras pasar por regiones con esmog se hizo viral en medios sociales, como una publicación en un blog realizada por un banquero de Pekín en contra de la corrupción del gobierno y la propaganda y que pedía a los funcionarios que tomaran medidas por el bien de sus hijos.

En junio, un equipo de investigadores de Princeton, la University of California, Berkeley y las universidades de Pekín y Tsinghua publicaron un estudio que señalaba que el carbón consumido en los hogares en invierno producía más partículas aéreas pequeñas y mortales que las fuentes industriales, algunas de las cuales cuentan con tecnología para atrapar estos restos.

Autoridades en la provincia de Hebei, que rodea Pekín, anunciaron en setiembre que prohibirán la quema de carbón en casas en casi 4.000 localidades próximas a la capital a finales de 2017, según medios estatales.

La semana pasada, la agencia de noticias oficial Xinhua citó a un funcionario de Pekín diciendo que las calderas de carbón para calefacción se han retirado por completo de los distritos urbanos de la ciudad.

Mientras, los residentes de las zonas pobres de Pekín reciben ayudas para utilizar carbón más limpio o cambiarse a la electricidad, estos incentivos no se dan en otras partes del país.

La quema de carbón sería la responsable de la emisión de las diminutas partículas tóxicas PM2.5, que causaron unas 366.000 muertes prematuras en China en 2013, según un estudio elaborado en agosto por Wang Shuxiao, un experto ambiental de la Universidad de Tsinghua.