Catar y vecinos árabes del Golfo sellan reconciliación y reanudan lazos diplomáticos

Arabia Saudí recalca necesidad de unión para afrontar ‘amenazas’ de Irán a la región

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Al Ula, Arabia Saudí. Las relaciones diplomáticas entre Catar y los cuatro países del golfo Pérsico que lo boicoteaban desde hacía más tres años fueron totalmente restablecidas, anunció este martes el ministro saudí de Relaciones Exteriores, tras una cumbre regional en Arabia Saudí.

“Hoy se decidió (...) pasar página y restablecer todas las relaciones diplomáticas” con Catar, declaró a la prensa el príncipe Fayzal bin Farhan Al Saud.

Los países del Golfo firmaron este martes un acuerdo “de solidaridad y estabilidad” y un comunicado final en una cumbre destinada a rebajar las tensiones entre Catar y varios de sus vecinos, incluido Arabia Saudí.

“Los esfuerzos (de Kuwait y Estados Unidos) nos ayudaron a llegar a un acuerdo (...) en el que afirmamos la solidaridad y la estabilidad del Golfo y de los países árabes y musulmanes”, anunció el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, al abrir esta cumbre que se celebra en Al Ula (noroeste del reino wahabita).

Salmán se reunió luego con el emir de Catar, jeque Tamim bin Hamad Al Thani. Un encuentro bilateral consagrado, según la agencia de prensa oficial saudí SPA, al “desarrollo de las relaciones entre ambos países y de la acción común de los países del Golfo”.

Los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) firmaron este pacto -llamado “Declaración de Al Ula”- en presencia de Jared Kushner, yerno y asesor del presidente estadounidense, Donald Trump.

El ministro iraní de Relaciones exteriores, Mohammad Javad Zarif, reaccionó este martes felicitando a Catar por “su resistencia a la presión”, y aseguró a sus “otros vecinos árabes que Irán no es ni enemigo ni una amenaza”, y los llamó a aceptar “la oferta” iraní “para una región fuerte”.

La reunión comenzó con grandes esperanzas, después de que Kuwait, mediador del Golfo, anunció el lunes por la noche que Arabia Saudí reabría su espacio aéreo y todas sus fronteras a Catar, tras tres años y medio de boicot y mensajes hostiles a través de medios de comunicación.

En junio del 2017, Arabia Saudí y tres países aliados (Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto) rompieron sus lazos con Doha, acusándola de apoyar a grupos islamistas, de mantener buenas relaciones con sus adversarios iraníes y turcos o de sembrar desorden en la región.

Los cataríes, que siempre desmintieron estas acusaciones, dicen ser víctimas de un “bloqueo” y de un ataque a su soberanía.

El CCG nació hace 40 años con la meta de acercar política, económica y militarmente a sus miembros (Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Omán y Kuwait).

Irán en la mira

Estados Unidos intensificó la presión sobre los países del Golfo para lograr una reconciliación, con el objetivo de aislar cada vez más a Irán, dentro de su estrategia de presión máxima contra Teherán.

El príncipe Mohamed bin Salmán aseguró que el objetivo de la cumbre era hacer un frente común ante los “desafíos”, en particular “el programa nuclear iraní, su programa de misiles balístico y sus proyectos de sabotaje”.

El martes, el emir de Catar fue recibido en la pista del aeropuerto con una sonrisa y un abrazo por el príncipe Bin Salmán. Un gesto que habría sido impensable hace algunas semanas.

Los medios respectivos de Arabia Saudí y Catar, normalmente muy hostiles con el bando adverso, cambiaron radicalmente su tono.

“Veremos a todos los saudíes aquí y, también, todos los cataríes iremos a Arabia Saudí. Seremos amigos como antes y aún más”, expresó Hisham Al Hashmi, un catarí vestido con una túnica blanca tradicional.

La ruptura con Catar fue acompañada con medidas de represalia: cierre de las fronteras y del espacio aéreo a los vecinos de Catar y restricción a los desplazamientos de cataríes, lo que en ocasiones provocó la separación de familias mixtas.

El cuarteto había formulado 13 condiciones para retomar las relaciones con Doha, en especial el cierre de la cadena de televisión Al Jazeera, detestada por numerosos regímenes árabes, y compromisos de poner fin a la financiación de grupos extremistas o el cierre de una base militar turca en Catar.

Doha no cedió ante ninguna de estas peticiones.

Diplomáticos, observadores y algunos artículos de prensa insinuaron que todos estos asuntos de discordia no serían abordados durante esta cumbre, lo que parecía alejar la perspectiva de una resolución general de la disputa.