Opio establece récord de producción en Afganistán

Aumento se dio pese a millonarios programas que buscan erradicación

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12.500

soldados extranjeros tendrá Afganistán en el 2015, a diferencia de los 150.000 de hace algunos años.

80 %

de la amapola que se utiliza para el opio y la heroína la provee Afganistán, según el informe de la Oficina contra la Droga y el Crimen de Naciones Unidas.

75 %

de la heroína mundial en el 2012, procedía de Afganistán. los ingresos que genera el opio financian el 15 % de las actividades de los talibanes.

Kabul AFP. El cultivo de amapola para la producción de opio en Afganistán registró un récord en el 2014 en términos de superficie, según Naciones Unidas, lo cual revela el fracaso de la política antidroga estadounidense cuando la OTAN se dispone a retirar sus tropas de combate.

Afganistán sigue siendo de lejos el primer proveedor mundial (80% de la producción) de esta planta que suministra la materia prima de la heroína y alimenta un lucrativo tráfico en ese país asiático.

El área total de cultivo fue de 224.000 hectáreas de amapola para opio en el 2014, 7% más que el año anterior, según el informe anual de la Oficina contra la Droga y el Crimen de la ONU (UNODC) publicado ayer.

Esto representa más del triple de la superficie dedicada a ese cultivo en 2002 (74.000 hectáreas), un año después de la intervención militar occidental liderada por Estados Unidos que derrocó el Régimen Talibán.

Desde esa fecha, y a pese a los programas estadounidenses de erradicación que costaron miles de millones de dólares, el cultivo de la amapola aumentó radicalmente, sobre todo en el sur, la zona controlada en parte por los insurgentes talibanes.

Según dicho informe, la producción potencial de opio se estimó en 6.400 toneladas en el 2014, un incremento de 17% con respecto a 2013, pero por debajo del récord de 7.400 toneladas producidas en el 2007.

“En el 2014, los precios del opio bajaron en todas las regiones de Afganistán. Una posible razón para esta disminución es un aumento de la oferta debido al incremento de la producción”, afirmó dicho texto.

La lucha contra la droga parece como el segundo gran fracaso de los occidentales en Afganistán, después de la imposibilidad de instaurar la paz y la seguridad en ese país.

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Por su cuenta. La retirada de las tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), prevista para fines de año, hace temer una mayor inestabilidad en el país, propicia para un desarrollo aún mayor del cultivo de la amapola, mientras las fuerzas de seguridad afganas tratan de contener a los talibanes, que siguen muy activos.

Afganistán “deberá arreglárselas solo, tendrá que tratar la criminalización de su economía y de su política como una prioridad”, advirtió Jean-Luc Lemahieu, de la Oficina contra la Droga.

Los cultivadores de opio a menudo son forzados a pagar un impuesto a los talibanes, que lo utilizan para financiar su lucha.

Mas no son los únicos involucrados en ese lucrativo tráfico, que enriquece también a las autoridades y a caudillos de guerra.

La OTAN terminará en diciembre su misión de combate, y con ella su presencia militar masiva en el país.

El nuevo presidente Ashraf Ghani, quien asumió el mando el 29 de setiembre, se comprometió a luchar contra la corrupción que marcó los 13 años de poder de su predecesor Hamid Karzái, el único hombre que dirigió el país antes que él desde el 2001.

La amapola genera gigantescos ingresos en Afganistán, que figura entre los países más pobres del mundo. Esta riqueza alimenta la corrupción en todos los niveles.