Mohamed Mursi: el islamista que deja a un Egipto dividido

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El Cairo. EFE. Poco carismático y con escasas dotes de seducción, Mohamed Mursi, dividió en un año de mandato a su país, que lo saludó como el primer presidente elegido democráticamente, pero que terminó saliendo en masa a las calles para exigir su marcha.

Mursi alcanzó la jefatura del Estado en junio del 2012 gracias al poder y la capacidad organizativa de los Hermanos Musulmanes , tras vencer en una apretada segunda ronda a Ahmed Shafiq, ex primer ministro del depuesto mandatario Hosni Mubárak.

El presidente aglutinó no solo el voto islamista, sino también el de muchos que temían la victoria de alguien como Shafiq, a quien se veía como una figura del antiguo régimen de Mubárak (1981-2011) .

Desde el comienzo, Mursi puso gran empeño en identificar su mandato con el triunfo de la revolución del 25 de enero del 2011, que derrocó a Mubárak, y en subrayar su condición de egipcio de a pie.

Además, como había prometido durante la campaña, su primera medida fue renunciar a la militancia en los Hermanos Musulmanes y en el Partido Libertad y Justicia (islamista), que él mismo presidía.

Durante la revuelta que derrocó a Mubárak, fue recluido en una prisión al norte de El Cairo, de donde logró escapar dos días más tarde gracias al caos en los presidios tras la desbandada de los guardianes.

Su victoria electoral despertó temores en los sectores más opuestos al islam político y entre la minoría cristiana