Santiago. AFP. En medio de una crisis política que tiene a su propio hijo como protagonista , la presidenta chilena, Michelle Bachelet, varió el eje de la agenda al anunciar los debates para la promulgación de una nueva Constitución que acabe con la legada por Augusto Pinochet.
Sorpresivamente y por medio de un mensaje presidencial, Bachelet anunció, la noche del martes, que en setiembre se iniciarán una serie de diálogos y consultas que deberán desembocar en la nueva Carta Fundamental “plenamente democrática y ciudadana”.
Si bien la propuesta estaba en su programa de gobierno, había dudas de si Bachelet tendría espacio para animar esta reforma, en medio de los escándalos de corrupción y el complejo programa de reformas sociales que lleva adelante.
Bachelet incluyó el anuncio dentro de un esperado paquete de medidas anticorrupción, con el que busca afrontar los escándalos derivados del millonario negocio inmobiliario que concretó su hijo mayor , Sebastián Dávalos, y los de financiamiento ilegal de campañas políticas que involucran a dos de los más importantes grupos económicos del país, el grupo Penta y la minera Soquimich.
“La presidenta está jugando tempranamente su última carta”, dijo el analista político Mauricio Morales, de la Universidad Diego Portales.
Según Morales, se trata de una “decisión estratégica para cambiar el eje en la agenda de los medios de prensa al trasladar el debate desde la transparencia hacia el proceso constituyente, un cuarto de siglo después de que finalizara el régimen militar”.
Anadió: “Hay que tener harta personalidad y decisión como para impulsar una reforma de este tipo en medio de una crisis de confianza y con solo el 30% de aprobación ciudadana”.
La Constitución de Pinochet ha sufrido cambios en estos 25 años de democracia, pero hasta ahora no se había planteado ninguna iniciativa para erradicarla completamente.
“El momento era para hablar de medidas anticorrupción”, criticó por su parte el analista Patricio Navia, afirmando que Bachelet “dinamitó” el paquete de medidas al introducir el debate constitucional.
Sin embargo, la mandataria dijo este miércoles que “no hay más tiempo que perder”, al etiquetar como urgentes los primeros proyectos de la citada ley anticorrupción.