Marruecos, feliz con el cheque en blanco de Trump para el Sahara Occidental

Gobierno de Rabat destaca el visto bueno de Estados Unidos, ‘un actor influyente en la escena internacional, a su soberanía sobre laexcolonia española

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Rabat. Marruecos saboreaba este viernes su éxito diplomático en el Sahara Occidental, después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, decidió reconocer su “soberanía” en la excolonia española a cambio de que Rabat normalice sus relaciones con Israel.

Pero la decisión del mandatario seguía provocando reacciones negativas en el plano diplomático, como Rusia.

“Lo que los estadounidenses han hecho aquí es una decisión unilateral que excede completamente el marco del derecho internacional”, declaró el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Mijaíl Bogdanov.

Naciones Unidas ya manifestó que su posición “no cambiaba” en cuanto al asunto del Sahara Occidental al afirmar que “siempre se puede encontrar una solución fundada en las resoluciones del Consejo de Seguridad”.

El reconocimiento de la “marroquinidad del Sáhara” es un “avance diplomático histórico”, mientras que la normalización de las relaciones con Israel “se enmarca en una continuidad” relacionada con la “especificidad de Marruecos, por los vínculos entre el rey y la comunidad judía”, subrayó el jueves por la noche el ministro de Relaciones Exteriores del reino, Naser Burita, en una entrevista con la AFP.

El anuncio de normalización con Israel, celebrado por este país como un "acuerdo histórico", provocó también reacciones encontradas.

El movimiento islamista Hamás, en el poder en la franja de Gaza, denunció un “pecado político que no sirve a la causa palestina”.

Territorio en litigio

El Sáhara Occidental es una excolonia española reivindicada tanto por los marroquíes como por los independentistas del Frente Polisario, apoyados por Argelia, país vecino y gran rival regional de Rabat. Las negociaciones lideradas por Naciones Unidas están en punto muerto desde la primavera del 2019.

A mediados de noviembre, Marruecos, que controla dos tercios del territorio, su frontera marítima -muy rica en peces- y sus yacimientos de fosfato, afianzó sus posiciones sobre el terreno enviando tropas a una zona de amortiguación hasta entonces controlada por Naciones Unidas para “garantizar la seguridad” de la única carretera que conecta con África del oeste, en el extremo sur.

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Desde entonces, la situación es muy tensa y el Polisario rompió el alto el fuego firmado en 1991 y auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Argelia todavía no reaccionó oficialmente, pero el Polisario condenó firmemente “el hecho de que el presidente Trump atribuya a Marruecos algo que no le pertenece”.

El viernes, el movimiento advirtió de que “los combates continuarán hasta la retirada total de las tropas marroquíes de ocupación”, según Mohamed Salem Uld Salek, ministro de Relaciones Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), proclamada en 1976 por el Frente Polisario.

La decisión estadounidense es “nula y sin efecto”, reiteró Uld Salek, quien recalcó que la comunidad internacional “no reconoce y no reconocerá ninguna soberanía marroquí en el Sahara Occidental”.

Complacencia en Rabat

Según el jefe de la diplomacia marroquí, tras “varios años de trabajo y de comunicación activa”, los esfuerzos diplomáticos de Marruecos en el Sahara Occidental fueron “coronados con el reconocimiento de Estados Unidos, la gran potencia del Consejo de Seguridad, un actor influyente en la escena internacional”.

Así, Estados Unidos abrirá un consulado en Dakhla, gran puerto del Sahara Occidental, y Marruecos “reabre” una “oficina diplomática” que funcionó de 1994 al 2002, un periodo en el que el entonces rey Hasán II apoyaba el proceso de paz alentado por los acuerdos israelí-palestinos de Oslo de 1993, explicó un responsable diplomático marroquí.

Desde hace meses, los medios israelíes han venido informando sobre el acuerdo que se estaba gestando, pero desde Marruecos no llegó ninguna reacción oficial, aparte de la del primer ministro, Saad-Eddin El Othmani, que en agosto condenó “cualquier normalización con la entidad sionista”.

Sin embargo, el jueves, el jefe del Gobierno marroquí declinó hacer ningún comentario.

Entre las pocas voces disidentes con el pacto, su consejero Nizar Khairun subrayó en Twitter que “el Sahara es marroquí e Israel, una entidad ocupante que usurpa los derechos de los palestinos”. Aún así, no hizo ninguna crítica directa al anuncio del rey, en consonancia con la obligación de todos los marroquíes de respetar completamente al monarca.

Y en las redes sociales marroquíes, aunque la etiqueta “la normalización es una traición” era el viernes una de las más populares, no era tan utilizada como la etiqueta “Sahara”.

Con todo, el rey Mohammed VI le aseguró el jueves por la noche al presidente palestino, Mahmud Abás, el “compromiso permanente y constante de Marruecos con la causa palestina justa”.