Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua: 'Si vemos que no hay voluntad de las partes, nos retiramos del diálogo'

La Conferencia Episcopal de Nicaragua será mediadora en el diálogo entre el gobierno de Daniel Ortega, el sector privado y los estudiantes, luego de los enfrentamientos que desataron una crisis en ese país

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Cuando el mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, confirmó la derogatoria de la reforma de pensiones, el domingo pasado, la cual generó manifestaciones ciudadanas y represión por parte del Gobierno, también aceptó participar en un diálogo nacional.

El gobernante solicitó, como condición, que el arzobispo de Managua y presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Leopoldo Brenes, cumpliera el papel de mediador en las conversaciones.

El martes, dos días después de la petición pública del gobernante, el prelado anunció que los 10 obispos de la Conferencia acordaron que cuatro de ellos serán "mediadores y testigos" de la mesa de diálogo, de la cual se sabe poco hasta ahora, pues todavía está en la fase de preparación.

“Estamos limpiando la mesa”, declaró este viernes el cardenal Brenes, en una entrevista telefónica con La Nación.

Los obispos pidieron el cese de la violencia para iniciar los acercamientos, así como la liberación de las personas, quienes fueron detenidas durante los disturbios.

En el diálogo también participarán el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), un aliado del Gobierno desde el 2007 hasta que se desató esta crisis, así como los estudiantes de la Universidad Politécnica (Upoli), bastión de la resistencia durante las protestas.

El cardenal advierte de que si las partes eluden compromisos o evitan tomarse el diálogo en serio, los religiosos se retirarán de la mesa y serán honestos en expresar sus razones antes los ciudadanos, a quienes califican como “los garantes” del proceso.

Además, habla de una agenda abierta, debido a que son muchas las peticiones, aunque una de las principales es una reforma electoral, que permita la transición parar abrir la posibilidad de una salida del poder de Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

A continuación la entrevista completa:

- ¿Por qué la Conferencia Episcopal decidió aceptar la propuesta de diálogo del presidente Daniel Ortega?

Cuando el presidente nos hace la solicitud, nos reunimos los obispos de la Conferencia Episcopal para evaluar si aceptábamos o no participar en las conversaciones. Ya un día antes, el sábado 21, habíamos mandado una carta, en la cual invitábamos a que se buscara un diálogo para solucionar los problemas. Entonces, la Conferencia Episcopal, después de discernir, pues decidimos participar en el diálogo, en el carácter de medidores y testigos.

- ¿Ve posible hallar una solución definitiva en una mesa de diálogo para la crisis en Nicaragua?

Todo esfuerzo hay que hacerlo, como obispos somos hombres de esperanza. A veces, da la impresión de que estamos en un túnel y que no le vemos salida, pero creo que si comenzamos a caminar, en el fondo hay una pequeña hendija. Es importante que hagamos un esfuerzo, hasta donde podamos llegar.

- ¿Qué tan viable ve alcanzar las reformas electorales que exigen los estudiantes y muchos ciudadanos?

Nosotros hemos dicho que tengamos temas abiertos y, aquellos a los que se le puedan ir dando soluciones, pues se le van dando soluciones. Primero, se proponía el tema solo del seguro social, pero todo esto ha cambiado la historia en Nicaragua. Nosotros, los obispos, hemos dicho, que en este sentido, se tomen todos los temas posibles que se puedan tratar.

- ¿Confía en las buenas intenciones de Daniel Ortega?

Casualmente previendo esto, consideramos que después de unas semanas de estar participando en el diálogo, vamos a evaluar los resultados y, si nosotros vemos que no hay voluntad de una u otra parte, nos retiramos del diálogo. Si vemos que no existen las medidas, o si se está alargando el tiempo, los obispos de la Conferencia Episcopal lo hablaríamos y tomaríamos la decisión necesaria. Vamos a ser honestos y responsables.

- ¿Cuáles cree que han sido los errores de Daniel Ortega para se diera ahora el estallido social?

Pienso que la chispa fue aprobar un decreto de seguro social, donde a los viejitos se les ponía un impuesto de un 5%, a los trabajadores se les aumentó otra parte y al empleador otra parte. Esto, prácticamente, tocó el bolsillo de la población y los estudiantes miraron que esto estaba desfavoreciendo a su familia y, de manera especial, a los ancianos con un cuota tan pequeña y necesitando más dinero para las medicinas, esto fue una gran debilidad.

- ¿Y la represión en las manifestaciones?

Claro, después comenzaron las protestas y ya vino todo eso, que nos llevó a que tengamos más de 60 muertos y una cantidad de heridos y de personas que estaban encarceladas, pero que poco a poco van saliendo. En este momento, no sabemos cuántos todavía están detenidos.

- Pero, castigan la represión.

Hemos dicho que venga de donde venga, la violencia, nosotros, no la aceptamos. También, pensamos que lo que se ha hecho con los jóvenes, es muy triste para nosotros.

"Aunque no es la primera vez que se habla de estos grupos de choque, utilizados por el gobierno de Daniel Ortega para agredir a ciudadanos, que se oponen a sus iniciativas en la calle.

"Se han usado constantemente. Siempre en las manifestaciones ha habido situaciones de choque y, siempre hay heridos, pero nunca ha habido muertos; sin embargo, ahora la cifra empezó a subir, poco a poco, hasta llegar a esta cantidad que verdaderamente es triste".

- ¿Ustedes habían denunciado en otras ocasiones la agresión cometida por los grupos de choque, conformados por simpatizantes del Frente Sandinista?

Siempre decíamos que se permitiera la marcha pacífica, que no llevaran a estas confrontaciones. Pedimos que se escuchara el grito de los jóvenes nicaragüenses y la voz de otros sectores, para que se eviten estos choques entre nicaragüenses.

- ¿Confían en el papel del Cosep (sector privado), que siempre habían estado del lado del Gobierno y ahora cambiaron su posición porque los afectaba la reforma de pensiones?

Para arrancar el diálogo no hay que entrar con desconfianza, no descartando a los otros. El papa Francisco dice que desde una postura de diálogo, lo importante es no descartar al otro. Nosotros, como pastores, siempre tenemos que confiar, pero en el momento en el que nosotros no veamos que la cosa no está funcionando bien, ya tomaremos las decisiones adecuadas.

- Monseñor Silvio Baéz ha sido una voz crítica del Gobierno y hay otra parte de la cúpula de la iglesia que está más cautelosa, ¿ustedes están divididos?

Pienso que una de las cosas hermosas como Conferencia Episcopal es que nos mantenemos muy unidos, quizá, a veces, tenemos modos diferentes de ver las cosas y de decir las cosas, pero, generalmente, es una conferencia muy unida. Cuando el día domingo a mí me invitan a participar en el diálogo, convoqué a la Conferencia para el día martes y ese día pasamos discutiendo, les leí la carta y fueron los 10 obispos los que decidimos.

"A mí me preguntaban que si hubiera aceptado de manera personal participar, mi respuesta hubiera sido un no rotundo. Acepto como parte de la Conferencia Episcopal, o sea, que el equipo que va es delegado de la Conferencia Episcopal y, si el día de mañana la Conferencia Episcopal dice que se retira, pues nos retiramos todos. Aquí no hay individualidades, no voy como Leopoldo Brenes, vamos como Conferencia Episcopal".

- ¿Cómo eligieron a los representantes que participarán en el acompañamiento de las conversaciones?

Hicimos una votación secreta y escogimos a los obispos.

- ¿En qué estado se encuentra la preparación para el diálogo?, ¿hay alguna fecha de inicio?

No, todavía no. Estamos viendo que se vayan cumpliendo algunas cosas, como que se vayan entregando a los muchachos que estaban prisioneros, que podamos ir haciendo una lista de los muertos, entonces, estamos limpiando la mesa para que el diálogo pueda ir con ciertas garantías, que tanto los muchachos como la población están exigiendo.

- ¿Qué importancia tiene el hecho de que los estudiantes hayan accedido a participar en el diálogo?

Sabemos que el presente y futuro de un país son los jóvenes. Qué interesante que siempre los jóvenes se mueven por cuestiones sociales. La participación de ellos fue como un descubrir y un compromiso de su acción social. Creo que la participación de los jóvenes en este diálogo es una escuela, porque van a aprender cómo solucionar los problemas a través del diálogo y, estoy pensando que estos muchachos, dentro de unos 10 o 15 años, serán los dirigentes del país y qué hermoso que hoy sea esto una escuela que nos enseñe a resolver los problemas mediante el diálogo.

- ¿Qué significado tiene para usted lo que sucedió en las dos últimas semanas en Nicaragua?

Es algo que comenzó de una manera solidaria de los jóvenes, porque en la reserva Indio Maíz había un incendio, entonces, un grupo de jóvenes se manifestó frente a la Universidad Centroamericana para pedirle al Gobierno que actuara con rapidez, para que la reserva no quedara completamente destruida. Luego, el grupo creció, hubo enfrentamientos y vino lo del Instituto Nacional de Seguridad Social y estalló. Fue algo que no se previó y ahora estamos, como estamos. Nos toca enfrentar esta situación y, otras realidades, a las que el país necesita ir dándoles solución.

- ¿Cómo evalúa la respuesta que el presidente ha dado desde que empezó la crisis?

Pienso que el diálogo ya es una actitud de buscar algo.

- ¿Cree que va a ser difícil que Daniel Ortega deje el poder?

Ustedes, al igual que nosotros en Nicaragua, sabemos de esa realidad con los presidentes, pero al final quien tiene la voz es el pueblo, porque cuando nosotros aceptamos ir al diálogo como mediadores y como testigos, no quisimos ir como garantes, el garante es el pueblo. Nosotros, a quien vamos a rendir los informes, es al pueblo.