Kobane es el símbolo de la lucha contra el Estado Islámico

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Beirut. AFP. La ciudad kurda de Kobane, en el norte de Siria, que volvió a sufrir un ataque del grupo Estado Islámico (EI) , se convirtió en un símbolo de la lucha contra los yihadistas en el país, a finales del 2014.

Fue en esa pequeña localidad, en la frontera con Turquía, donde el EI sufrió su primera derrota en Siria, país en que controla extensos territorios.

Las fuerzas kurdas consiguieron en enero expulsar a los yihadistas de esa ciudad, matando a cientos de ellos, tras meses de combates en los que recibieron el respaldo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.

Bajo las cámaras del mundo entero, instaladas durante semanas al otro lado de la frontera turca, los yihadistas y los kurdos se enfrentaron, calle a calle, en esa pequeña ciudad cuya importancia militar se ha cuestionado en más de una ocasión.

Washington no la consideraba “estratégica”, pero acabó aumentando el número de bombardeos para permitirles a los kurdos expulsar definitivamente al EI de la localidad, que quedó reducida a ruinas.

“El 80% de la ciudad está destruida y muchos artefactos no detonados (...) siguen entre los escombros”, destacó la ONG Handicap International a principios de junio.

El EI lanzó, el 16 de setiembre del 2014, su ofensiva sobre Kobane (Ain al-Arab en árabe), situada en una región donde los kurdos instauraron una suerte de autonomía tras el inicio de la crisis siria en el 2011.

El 6 de octubre, los yihadistas entraron en la ciudad, que pasó a ser escenario de combates urbanos durante semanas.

Turquía, presionada por la comunidad internacional, autorizó poco después a los combatientes kurdos iraquíes, los peshmergas , a pasar por su territorio para dirigirse a Kobane.

Esos refuerzos y los numerosos bombardeos estadounidenses obligaron al EI a abandonar primero una colina estratégica y, poco a poco, toda la ciudad, que los kurdos consiguieron liberar a finales de enero.

Los yihadistas no lograron, por tanto, conquistar una ciudad que le habría otorgado el control de una extensa franja de territorio a lo largo de la frontera turca, crucial para hacer transitar armas y combatientes.

Los kurdos celebraron, por su parte, una etapa clave hacia la creación del Kurdistán sirio con la que sueñan.

La batalla por Kobane situó en primera fila a Turquía, cuya gestión de sus fronteras con Siria ha sido calificada, en numerosas ocasiones, de ambigua e incluso de favorable a los yihadistas.