Justicia de China confirma cadena perpetua para exdirigente

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Pekín. EFE. La Justicia china rechazó ayer la apelación de Bo Xilai y ratificó la sentencia de cadena perpetua en su contra, lo que parece dar por concluida la carrera política de uno de los dirigentes chinos con más proyección y carisma hasta su destitución.

Bo, quien fue ministro de Comercio y, hasta su caída en desgracia, jefe del Partido Comunista en la megalópolis de Chongqing (centro), apeló la sentencia dictada el 22 de setiembre en su contra.

“La decisión del viernes será el veredicto final. Después de eso, el proceso está terminado”, había advertido el abogado Li Guifang.

Y así parece ser. La ratificación de la sentencia impuesta por el Tribunal Popular Intermedio de Jinan (capital de Shandong), poco menos que echa el cerrojo a la celda de Bo en la prisión elitista de Qincheng, al norte de Pekín.

La corte, además, lo privó de sus derechos políticos de por vida. No se trata de una decisión inesperada. Los expertos coinciden en que el fallo fue consensuado hace ya tiempo por los grandes líderes del Partido Comunista (PCCh) , sobre quienes cae el control de las instancias judiciales.

Esta vez no ha habido espacio para que Bo defendiera públicamente su apelación, a diferencia del largo juicio (22-27 de agosto) en el que se trataron los tres cargos imputados (abuso de poder, aceptación de sobornos de alrededor de 2,43 millones de euros y malversación de otros 594.700) .

Bo rechazó entonces las acusaciones con el estilo vehemente que le dio fama durante su carrera política. Ese carisma es el que inclina a algunos expertos a pensar que el exmiembro del Politburó “llamaba demasiado la atención” como para llegar al máximo órgano de poder chino, el Comité Permanente (7 integrantes), tal y como se preveía antes de su defenestración.

“Su mayor crimen fue retar a los líderes”, dijo Willy Lam, experto en política china de la Universidad de Hong Kong.

Aunque no cuestiona la veracidad de los delitos de los que se le acusa, el docente manifestó que el escándalo que Bo protagoniza “facilitó “ un destierro político que ya estaba escrito.

El asunto fue de grandes proporciones: en febrero del 2012, Wang, mano derecha del político en Chongqing, intentó refugiarse en un consulado de Estados Unidos. Tras ser capturado, reveló que Gu Kailai, mujer de Bo, había asesinado a un empresario británico, Neil Heywood, y que ambos orquestaban una extensa corruptela a sabiendas del exlíder.

La trama coincidió con los prolegómenos del relevo de poder decenal del Partido y, por lo tanto, eliminó a Bo de la quiniela de las próximas caras del régimen.