Hondureños votan entre derecha e izquierda con nutrida afluencia a las urnas

Unos 5,4 millones de hondureños fueron llamados a elegir al relevo de Porfirio Lobo

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Los hondureños votaban este domingo en calma y con nutrida afluencia en unas reñidas elecciones entre la derecha y la izquierda, que amenaza con quebrar el centenario bipartidismo que ha gobernado este país, el segundo más pobre de América y el más violento del mundo.

Unos 5,4 millones de hondureños fueron llamados a elegir al relevo de Porfirio Lobo de entre ocho candidatos, con el derechista Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional (PN, derecha), y la izquierdista Xiomara Castro, de Libertad de Refundación (Libre, izquierda), como favoritos y en empate técnico, según la última encuesta.

"No importa quien sea. Lo importante es que sea el pueblo el que elija, de derecha o de izquierda", dijo a la AFP Ángel Godoy, de 60 años, tras votar en un colegio electoral del este de Tegucigalpa, aludiendo a temores de fraude que enrarecen el clima de la votación.

Fuertemente armados, miles de militares y policías patrullan en todo el país y resguardan los centros electorales, que abrieron a las 07H00 locales (13H00 GMT) con un acto solemne en el que el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), David Matamoros, llamó a votar en pos de la "reconciliación".

Honduras acude a estas elecciones con una sociedad polarizada y una fragilidad institucional heredadas del golpe que militares, empresarios y políticos derechista asestaron el 28 de junio de 2009 al presidente Manuel Zelaya, esposo de Castro, luego de que su gobierno liberal girara a la izquierda.

Al votar en su ciudad natal de Gracias, 300 km al oeste de Tegucigalpa y acompañado de decenas de seguidores, Hernández, abogado de 45 años y presidente del Congreso, invitó a los hondureños a votar masivamente por la "reconciliación" y "unidos para sacar adelante al país".

Los analistas pronostican un resultado cerrado. Por más de un siglo han gobernado, con los militares, el PN y el Partido Liberal (PL, derecha) -tercero en los sondeos-, pero esta es la primera vez que hay un choque frontal entre la derecha y la izquierda.

"Al bipartidismo le quedan horas de vida", escribió de su lado en su cuenta de Twitter la ex primera dama de 54 años, quien votará en Catacamas, departamento de Olancho, 200 km al oeste de Tegucigalpa, cuna de su esposo Zelaya y feudo familiar.

En estos comicios, sin segunda vuelta y en el que también se elegirán 128 diputados y 298 alcaldes para los próximos cuatro años, se marca el retorno de Zelaya, asesor de Castro, fundador y coordinador de Libre, que aspira a una curul en el Congreso. "Hoy es el día que el pueblo lucha por ser LIBRE", escribió en Twitter.

"Estas elecciones representan un hito histórico. Ante la comunidad internacional queremos proclamar que Honduras marcha a depositar (el voto) con el deseo ferviente de que aquellas heridas puedan de una vez por todas sanarse", dijo el presidente del TSE.

Con dos propuestas extremas, Castro, quien aspira a convertirse en la primera presidenta de Honduras, pretende impulsar un "socialismo democrático a la hondureña", mientras Hernández, que aunque pertenece al mismo partido del presidente Lobo procuró zafarse de sus fracasos, continuaría el modelo neoliberal.

"Espero que el hondureño vaya tomando conciencia para poder seleccionar a los gobernantes que nos van a sacar o mantener donde estamos. Esto ya no se aguanta", dijo a la AFP Randal Godoy, un vendedor de equipos audiovisuales escogido como primer elector en el acto del TSE.

El futuro presidente asumirá un país, el segundo más pobre de América después de Haití, con un 71% de sus 8,5 millones de habitantes en pobreza, un subempleo del 40%, y economía calamitosa con un déficit fiscal del 6% y una deuda externa de 5.500 millones de dólares.

Pero la gravedad de la pobreza quedó en segundo plano ante los niveles alarmantes de la violencia del narcotráfico y las pandillas, que tienen al país con el triste récord mundial de homicidios, 85,5 por cada 100.000 habitantes.

"El mayor problema es la violencia, causada por el desempelo. La gente se ha acostumbrado a ganar dinero matando", dijo tras votar Pedro Garay, un economista retirado de 72 años.

La inseguridad centró estas elecciones. Hernández promete acabar con el crimen organizado con una fuerza de 5.000 policías militares, y Castro propone tener a los soldados en las fronteras en la lucha antidrogas y con una policía comunitaria enfrentar a las pandillas.

La polarización política y la acción de las pandillas en los barrios motivó el despliegue de unos 25.000 policías y militares. Más de 800 observadores internacionales vigilan la votación.

"Esta elección es trascendental porque va a permitir a Honduras recuperar su normalidad plena (...). Están compitiendo todos los actores políticos que se dividieron trágicamente con el golpe de estado", declaró a AFP el jefe de la misión de la OEA, Enrique Correa.

Los 5.400 centros de votación, que albergan 16.000 mesas electorales.