Bruselas. AFP. La Unión Europea (UE) decidió ayer incluir al brazo armado del Hezbolá en su lista negra de organizaciones terroristas, pero deberá resolver un asunto práctico: cómo distinguirlo del brazo político del movimiento islamista chiita, que forma parte del Gobierno libanés.
“Es positivo que la UE haya decidido llamar a Hezbolá lo que es: una organización terrorista”, manifestó el ministro de Relaciones Exteriores holandés, Frans Timmermans.
La decisión supone “congelar sus haberes, bloquear su financiamiento y, por lo tanto, limitar su capacidad de acción”, añadió.
La UE ha “enviado un mensaje claro y unánime contra el terrorismo”, dijo, complacido, el británico William Hague.
Sin embargo, la televisión del movimiento chiita libanés, al-Manar, consideró que la Unión Europea se inclinó ante la presión de Israel.
Líbano –que había pedido a la UE que no sancionara a Hezbolá– lamentó también la medida. “Hubiéramos querido que la UE hiciera un análisis más pormenorizado de los hechos”, expresó el primer ministro saliente, Najib Mikati.
Por otra parte, al igual que Estados Unidos, Israel se congratuló por la decisión. “Ahora, es claro para todo el mundo que el Hezbolá es una organización terrorista”, afirmó la ministra de Justicia israelí, Tzipi Livni.
Holanda y Reino Unido querían que los europeos dieran una respuesta, tras “la implicación” de la milicias del movimiento chiita proiraní en el atentado en Burgas, Bulgaria , en el que fallecieron cinco turistas israelíes y un búlgaro el 18 de julio del año pasado, así como el presunto autor del incidente.
Además del atentado en Bulgaria, los europeos citan la condena en Chipre en marzo de un presunto miembro de Hezbolá, acusado de haber planeado un ataque contra los intereses israelíes en la isla.
Pero de acuerdo con el ministro español José Manuel García-Margallo, la participación de Hezbolá en el conflicto sirio fue la gota que derramó el vaso. “Bulgaria, Chipre y Siria: esos fueron los tres factores que llevaron a los europeos a actuar”, explicó.
A España, al igual que a Italia, Malta e Irlanda, les preocupaba el impacto que podría tener tal decisión en Líbano, donde Hezbolá tiene una enorme presencia e influencia política y social.