Futuro gris para dominicanos con raíces en Haití

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Santo Domingo. AFP. Acorralados, apátridas y con el futuro incierto: así se sienten decenas de miles de hombres y mujeres nacidos en República Dominicana, hijos de inmigrantes haitianos y personas que, según el Tribunal Constitucional de este país, no pueden tener la nacionalidad dominicana si sus padres llegaron ilegalmente .

“Desbarató nuestros sueños (...), las aspiraciones que teníamos. Yo estaba listo para firmar (contrato con un equipo de béisbol), con las 90 y 91 millas que tiraba y tampoco pude ejercerlo porque no tenía la identidad (los documentos)”, cuenta Yuly Paredes Senfa, de 23 años.

“Temo que la generación que venga no tenga capacidad de reclamar sus derechos y que se queden en stand by, que no sean ni de aquí ni de allá, como han querido hacer con nosotros”, comenta Wichna Joseph, nacida hace 20 años en una familia de 10 hermanos.

Yuly y Wichna viven a 10 minutos del centro de San Pedro de Macorís, provincia oriental a 70 kilómetros de Santo Domingo, en uno de los muchos bateyes diseminados por el país, un tipo de asentamientos donde se establecían los habitianos que cruzaban la frontera para trabajar en la caña de azúcar y donde han crecido sus descendientes.

Un camino rocoso se adentra en el batey Esperanza, sin calles ni veredas, donde estos dos jóvenes viven como parte de unas 60 familias, cuyo origen es Haití, nación que comparte la isla La Española con Dominicana.