El liberal Santos y el marxista Timochenko apostaron por la paz en Colombia

Dos viejos enemigos fueron artífices de un histórico paso

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Bogotá

Un presidente de centroderecha de familia rica y un jefe guerrillero marxista de origen campesino se han jugado su capital político por un acuerdo de paz en Colombia para acabar con más de medio siglo de conflicto armado.

Enemigos de larga data, el presidente Juan Manuel Santos y el jefe máximo de las FARC, Timoleón Jiménez (Timochenko), pasarán a la historia como los artífices del inédito pacto alcanzado después de casi cuatro años de conversaciones y tres fracasos de gobiernos anteriores.

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"Hoy podemos decir que se acabó la guerra", dijo Santos el miércoles en Bogotá, al expresar "una profunda emoción", una "gran alegría" por "la oportunidad de construir juntos una paz estable y duradera".

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Santos, quien ha hecho de la paz con las guerrillas su gran meta desde que fue elegido presidente en el 2010 y reelegido en el 2014, dirigió una feroz lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) como ministro de Defensa de su predecesor, Álvaro Uribe.

Según uno de sus asesores y también cuñado Mauricio Rodríguez, en busca de la paz Santos "hizo la guerra como un medio para lograrla". Su objetivo: "debilitar a las FARC para obligarlas a sentarse a la mesa".

"Toda mi vida (...) he sido un implacable adversario de las FARC", expresó Santos, de 65 años, durante la firma del pacto de cese al fuego con las FARC en junio. "Pero (...) defenderé, con igual determinación, su derecho a expresarse y a que sigan su lucha política por las vías legales, así nunca estemos de acuerdo", agregó.

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La misma determinación ha mostrado Rodrigo Londoño, de 57 años, más conocido como Timochenko. Líder de las FARC desde el 2011, es el tercer jefe máximo en la historia de esa guerrilla nacida de una insurrección campesina en 1964.

"Afortunadamente hemos logrado llegar a puerto seguro. Se ha terminado la incertidumbre", manifestó poco antes del anuncio del acuerdo logrado en Cuba.

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"El acuerdo final nos permitirá por fin retomar el ejercicio político legal mediante la vía pacífica y democrática", estimó Timochenko en junio, y resaltó que plantear esto hace 52 años "resultaba absurdo para los poderes y partidos dominantes".

Timochenko pudo convencer a sus tropas de la necesidad de la paz porque es "uno de los tipos más queridos en las FARC" por su estrecha relación con Manuel Marulanda (Tirofijo), el fallecido líder histórico de esa guerrilla, dijo a la AFP el analista Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación.

Orígenes disímiles. Miembro de una familia acomodada de Bogotá, Santos, sobrino nieto del expresidente Eduardo Santos (1938-1942), es un liberal formado en Estados Unidos y en la London School of Economics y ha ocupado varios cargos públicos en su larga carrera política, siempre con la presidencia de Colombia en el horizonte.

De cuna más modesta y nacido en plena región cafetera, muy cerca del pueblo natal de Tirofijo, Timochenko militó en las Juventudes Comunistas e hizo cursos de medicina en la Unión Soviética y Cuba, sin graduarse.

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A su regreso a Colombia, en 1979, se unió a las FARC y desarrolló una carrera meteórica, llegando con apenas 26 años a su Secretariado, la cúpula rebelde de siete comandantes.

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Pero a pesar de sus perfiles radicalmente opuestos, los dos hombres encontraron un objetivo común.

A comienzos del 2012, Timochenko le escribió a Santos proponiéndole entablar "una hipotética mesa de conversaciones, de cara al país". A continuación, los rebeldes accedieron a cesar el secuestro de civiles con fines de extorsión económica, contemplando una de las más insistentes demandas del jefe de Estado.

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Desde ese momento, los acercamientos se intensificaron y confluyeron en la instalación de una mesa de diálogos en noviembre del 2012 en La Habana, donde el miércoles ambas partes anunciaron el histórico acuerdo final.