El exguerrillero que hoy protege a los niños

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Barranquilla. AFP. Regis Ortiz no esperó a la firma de un acuerdo de paz para dejar la guerrilla FARC. Cuando un niño de doce años murió en sus brazos en medio de un bombardeo, el horror de la guerra lo empujó a abandonar la lucha armada.

Ortiz, de 34 años, es uno de los 458 integrantes de las FARC que se han desmovilizado en los últimos diez años, antes de que comenzara el proceso de paz con el gobierno de Colombia, y consagra sus energías a evitar que los menores se unan a los grupos armados en Colombia.

Al niño lo llamaban Cruz Roja “porque pasaba por los retenes militares sin problema”, narró Ortiz. “Murió en mis brazos. No tenía heridas en su cuerpo, murió reventado por dentro por las bombas”, rememoró.

Tras dos días se entregó –desconfiando– a una patrulla militar que encontró en el camino. Temió que el Ejército lo matara.

Ahora trabaja en Barranquilla como promotor de la estatal Agencia Colombiana de Reinserción (ACR) en el programa “Mambru no va a la guerra” de prevención del reclutamiento de niños, “porque no quiero que la historia se repita”.

El estatal Instituto de Bienestar Familiar calcula que unos 2.500 menores se han unido a las FARC en los últimos 15 años. “Este proceso solo es posible si toda la sociedad se une”, advirtió Ortiz, quien lamenta que los reinsertados tengan que ocultar esa condición para no perder el trabajo.

La ACR se encarga de la reincorporación social de quienes dejaron las guerrillas izquierdistas o los grupos paramilitares de derecha. En total, unas 55.000 personas se han desmovilizado desde 2003, según sus estadísticas. Pero los reintegrados son muchos menos. En los últimos diez años a través de ese programa 2.097 desmovilizados han cumplido el proceso que toma entre seis y siete años.