El Estado Islámico hace metástasis en Oriente Medio

Grupo ultrarradical sunita no reconoce fronteras trazadas por los europeos

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Esta transnacional nació en Irak, echó raíces allí y cruzó la frontera hacia Siria, y no se detuvo ahí. También está en Libia, tiene células en Líbano y quizás ahora ya esté incubada en la franja de Gaza .

Su presencia y la telaraña que pretende tender en Oriente Medio y el norte de África preocupa y desafía a las potencias de Occidente, mas de esta inquietud no son ajenos los gobiernos de la región ni las autoridades musulmanas.

El reto es inédito porque el Estado Islámico (EI) desdeña las fronteras en Oriente Medio –trazadas a control remoto por las potencias coloniales europeas, tras la Primera Guerra Mundial– . También porque ese grupo ultrarradical sunita rompe con el “modelo” tradicional de insurgencia, pues su objetivo va más allá de deponer un gobierno.

“El yihadismo no reconoce los Estados-nación creados por los hombres, sino solo la unidad de la umma ( comunidad islámica ), organizada a partir de un califato”, explica Sergio Moya, coordinador Centro de Estudios de Medio Oriente y África del Norte (Cemoan) , adscrito a la Escuela de Relaciones Internacionales, de la Universidad Nacional (UNA).

Perturbación y complicación. La presencia de posiciones extremistas, que enfilan sus baterías contra Occidente e Israel y abogan por un islam “purificado”, no es exclusiva del EI.

En Oriente Medio bullen grupos similares, como al-Qaeda y “filiales” ( Frente al Nusra , por ejemplo), que propugnan por cambios políticos radicales.

Esta presencia ha contribuido a complicar más el conflicto armado en Siria, donde el régimen de Bashar al-Asad hace frente a una insurgencia muy fragmentada y, en muchos casos, enfrascada en luchas entre los diversos movimientos que la componen .

Carlos Murillo Zamora, de la Escuela de Relaciones Internacionales de la UNA, señala que en Siria ya no hay “una guerra civil tradicional”, sino un “enfrentamiento multipartito” que complica la búsqueda de una solución en la mesa de negociaciones.

Los analistas a quienes La Nación consultó coinciden en que el enfrentamiento carece de rumbo y está estancado, por la multiplicidad de actores, la incapacidad de cualquier de estos de obtener victorias que lo posicionen como el más fuerte y el hecho de que, aunque agotado por más de cuatro años de lucha, al gobierno de al-Asad le favorece la dispersión.

La única certidumbre, por ahora, es que el conflicto, que en marzo entró en el quinto año y ya ha cobrado 230.000 vidas , continuará, dado que no se vislumbra ninguna posibilidad, siquiera a mediano plazo, de una salida.

Primero, para los yihadistas, “pactar o negociar va contra su naturaleza doctrinal”, dice Moya y, además, porque se requeriría la partic ipación de actores regionales (Turquía, Arabia Saudí e Irán) y potencias (Estados Unidos y Rusia) que fuercen a negociar.

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Yihadismo transnacional. Una Siria partida, con un Estado nacional en descomposición y con un control territorial diezmado, no es un caso único en la región.

Irak también padece algo similar. El EI controla alrededor del 40% del territorio y la región del Kurdistán (norte) es virtualmente autónoma. El país sufre “una división de facto”, indica Constantino Urcuyo, profesor de Política Internacional en la maestría de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica .

La acción del EI en ambos países, donde en junio del 2014 el grupo anunció la creación de un califato , se explica por el objetivo que busca ese grupo: la institución de un gobierno universal del islam, con base en la sharia ( ley religiosa ) y en el cual las fronteras actuales no valen.

Por la misma concepción de mundo, el EI apunta a extenderse a otros territorios. “El califato es una transnacional de la umma ”, señala Urcuyo.

Por tanto, el Estado Islámico está presente en Libia , donde se beneficia del caos político, las pugnas tribales y la virtual ausencia de Estado, situación que causa sudores a los gobiernos de la cuenca del Mediterráneo.

No extrañan los esfuerzos internacionales en pos de un acuerdo que estabilice Libia antes de que el EI logre más ganancias y dispare una crisis mayor que envíe más refugiados a Europa.

De igual manera, desde fuera se procura ayudar a Irak a contrarrestar el yihadismo, aunque la opción de despliegue de tropas la descartan, por ahora, Estados Unidos y Francia.

Otro país que siente el contagio del EI y el Frente al-Nusra es Líbano, al que Estados Unidos acaba de dar 200 misiles TOW-II , siguiendo el ejemplo de Francia, que en marzo entregó un primer lote de armas de una donación por $3.000 millones .

Hay algo más, observa Antonio Barrios Oviedo, especialista en conflictos internacionales de la UNA: la estrategia del EI incluye penetrar y aliar a su casa a grupos como Boko Haram (que le juró lealtad) , en Nigeria, con el propósito de “homogenizar” una lucha cuyo blanco son todos los que, desde su óptica, son “infieles” y hay que eliminar.