EE. UU. bombardea a talibanes para defender fuerzas gubernamentales de Afganistán

‘Defenderemos a nuestros aliados cuando sea necesario’, dijo el coronel Sonny Leggett, portavoz de las Fuerzas Armadas estadounidenses

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Kabul. La aviación estadounidense bombardeó este miércoles a combatientes talibanes que atacaban a las fuerzas de seguridad afganas, tras una ofensiva de los insurgentes que siembra de dudas el incipiente proceso de paz en Afganistán.

El ataque estadounidense en la provincia sureña de Helmand se produce horas después de que el presidente Donald Trump dijo a la prensa que había mantenido una “muy buena” conversación con el jefe político de los talibanes.

Esa conversación tuvo lugar cuatro días después de la firma el sábado en Doha de un histórico acuerdo de los talibanes con Washington para la retirada de las fuerzas extranjeras del país.

Sin embargo, los insurgentes reanudaron el lunes la ofensiva contra las fuerzas de seguridad afganas -pero no contra las fuerzas extranjeras- poniendo fin a una tregua parcial de nueve días que genera dudas sobre las negociaciones entre el gobierno y los talibanes, que tienen previsto empezar el 10 de marzo.

“Estados Unidos llevó a cabo un bombardeo en Nahr-e Saraj, en Helmand, contra los combatientes talibanes que atacaban activamente a las fuerzas de seguridad afganas. Era un bombardeo defensivo”, anunció en un tuit el coronel Sonny Leggett, portavoz de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Afganistán.

“Pedimos a los talibanes que cesen estos ataques y respeten sus compromisos. Como lo hemos demostrado, defenderemos a nuestros aliados cuando sea necesario”, agregó.

Los insurgentes mataron al menos a 20 soldados y policías afganos en una serie de ataques en otras provincias, informaron fuentes gubernamentales.

Esos ataques ocurrieron apenas horas después de la conversación telefónica, de unos 35 minutos, entre el jefe político de los insurgentes, mulá Baradar, y el presidente Trump.

La conversación fue “larga” y “buena”, afirmó Trump, quien agregó que su “relación con el mulá es muy buena”. “Ellos quieren poner fin a la violencia”, manifestó el presidente estadounidense.

Sin embargo, este miércoles el portavoz militar Legget advirtió de que mientras el gobierno afgano y Estados Unidos “cumplen sus compromisos, los talibanes intentan desperdiciar esta (oportunidad) e ignoran el deseo de paz del pueblo” afgano.

La paz en Afganistán será "un largo y difícil camino" en el que habrá "decepciones", declaró a la AFP el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Según el acuerdo de Doha, todavía no ratificado por el gobierno afgano, Estados Unidos y otras fuerzas extranjeras se comprometen a retirarse completamente de Afganistán en un plazo de 14 meses a cambio, entre otras cosas, del inicio de un diálogo entre afganos que incluya al gobierno, a la oposición, a la sociedad civil y a los propios talibanes.

El acuerdo también incluye el intercambio de 5.000 prisioneros talibanes por otros 1.000 en manos de estos, un requisito exigido por los rebeldes, a lo que se niega el presidente Ashraf Ghani antes incluso de empezar las negociaciones.

‘¿Interés común?’

Trump ha dicho que los talibanes y Washington tienen “un interés común” en acabar la guerra.

Pero el analista basado en Kabul Atta Noori expresó que los estadounidenses “no han logrado convencer a los talibanes -que se declaran victoriosos- a sentarse a negociar con el gobierno afgano”.

En las últimas 24 horas, los talibanes han realizado al menos 30 ataques en 15 de las 34 provincias de Afganistán, tuiteó el portavoz del Ministerio del Interior, Nasrat Rahimi.

Los insurgentes, quienes suelen exagerar las cifras, aseguraron en su página web que habían matado a 35 fuerzas de seguridad desde el martes por la noche.

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El gobierno de Ghani envió la semana pasada a Catar una delegación para “iniciar contactos” con los insurgentes, pero el portavoz de los talibanes, Suhail Shaheen, manifestó el martes que solo se reunirán con los representantes de Kabul para hablar del intercambio de prisioneros.

Desde que fueron expulsados del poder por una coalición internacional liderada por Estados Unidos tras los atentados terroristas del 2001, los talibanes han librado en Afganistán una guerra de guerrillas que ha dejado entre 32.000 y 60.000 civiles muertos, según la ONU, además de 1.900 militares estadounidenses.