Desconcierto político e inseguridad reinan en Libia

Grupo paramilitar no reconoce autoridad del Poder Legislativo

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Trípoli

Los ataques perpetrados este fin de semana por militares golpistas y milicias armadas contra Bengasi, la segunda ciudad de Libia, y la sede del Parlamento libio en Trípoli, han dejado al descubierto una vez más el desconcierto político y la inseguridad que impera en el país.

Ambos ataques los ejecutaron los mismos grupos que en febrero ya instaron a la disolución del Parlamento, después de que los diputados decidieron prolongar su mandato oficial que concluía el día 7 de dicho mes.

La irrupción el domingo de las milicias armadas de Al Qaqaa y Al Sawaeq en la Asamblea Legislativa se produjo el día en que estaba previsto que los diputados dieran su voto de confianza al equipo de gobierno presentado por Ahmad Maitiq, elegido nuevo primer ministro el 4 de mayo.

Sin embargo, tras ser advertidos sobre la inminente llegada de las milicias, originarias de Zintán y contrarias a la corriente islamista parlamentaria que respaldó la designación de Maitiq, los diputados decidieron levantar la sesión y abandonar el lugar.

El 29 de abril ya se había vivido un asalto similar a manos de milicianos disconformes con el proceso de elección del nuevo primer ministro.

La situación se repitió el domingo en la capital libia, pero esta vez, tras duros enfrentamientos en los que se emplearon armas ligeras, medias y pesadas, ambas milicias tomaron el edificio y prendieron fuego a varios vehículos antes de retirarse en dirección al aeropuerto internacional.

Varias fuentes indicaron que en su camino se han oído explosiones y ráfagas intermitentes de metralletas.

El presidente del Parlamento, Nuri Abu Sahmin, manifestó en una intervención en la televisión estatal que se encontraba bien y en un lugar seguro desde donde continuaba su trabajo con normalidad en coordinación con el resto de las instituciones del Estado.

Asimismo, anunció que las fuerzas de seguridad recibieron órdenes de reforzar sus posiciones en torno a todas las instituciones y centros vitales del Gobierno.

Según un comunicado del Parlamento, en la sesión del domingo también estaba previsto que se discutiera sobre la situación de seguridad en Bengasi, donde milicias y militares fieles al general retirado Jalifa Hafter, acusado en febrero de planear un golpe de Estado, atacaron el viernes varios cuarteles de milicias en la ciudad.

En los enfrentamientos, al menos 70 personas murieron y 141 resultaron heridas, según el último informe remitido por el Ministerio de Sanidad libio.

Debido a la tensa situación que se vive en Bengasi, el aeropuerto internacional de Benina canceló sus vuelos y no los restablecerá hasta el martes, según su director Ibrahim Farkash.

En la actualidad, los hombres de Hafter, quien no reconoce la legitimidad del Parlamento, se encuentran acantonados en los barrios de Al Qawarsha, al Hawari y Sidi Frech, adonde se retiraron tras los enfrentamientos.

Disputa política. Mientras las autoridades no han dudado en calificar a Hafter como golpista, el exgeneral, que contó con apoyo aéreo y de varias unidades del Ejército, indicó que su objetivo era acabar con los grupos “terroristas y los que sirven a los terroristas” , y no dar “un golpe de Estado ni contra el poder ni contra la marcha democrática que han elegido los libios” .

El antecedente más cercano a lo ocurrido el domingo se remonta a febrero, cuando los parlamentarios decidieron extender el mandato oficial de la Asamblea Legislativa que finalizaba el día 7 de ese mes.

Dicha decisión soliviantó los ánimos de numerosos políticos, milicianos y militares, que no dudaron en mostrar su indignación por la decisión.

Entre quienes se pronunciaron destacaron Hafter, que pidió la disolución del Parlamento, así como los dirigentes de las milicias que hoy atacaron el Parlamento, que ya entonces amenazaron con detener a los diputados si no se convocaban elecciones anticipadas.

Todas estas presiones han empujado a los legisladores a dar marcha atrás sobre su decisión y a proponer la celebración de elecciones lo antes posible.

Sin embargo, hasta el momento no se ha fijado ninguna fecha para la celebración de dichos comicios, que deberían poner fin al periodo de transición.